Las escuelas psicoterapéuticas tradicionales, incluyendo la escuela psicoanalítica, han enfrentado el problema de resolver la asistencia y el entrenamiento grupal del psicoterapeuta de grupos, a través del método de la elaboración verbal de las ansiedades grupales emergentes por medio del uso de la interpretación verbal y otras intervenciones verbales (señalamiento, información, consignas, etc.).
Las experiencias con técnicas dramáticas, de acción, lúdicas, han reavivado la polémica en torno a otros caminos posibles para lograr profundidad en la movilización y elaboración de las ansiedades grupales, tanto de pacientes en psicoterapia, como de terapeutas en formación. Como alternativa a lo que podríamos llamar método de multiplicación verbal, proponemos el método de la multiplicación dramática.
Los caminos de investigación del dramaturgo, del psicoterapeuta de grupos y de la psicología vincular y operativa, mostraban una interesante convergencia, que nos animó (a Eduardo Pavlovsky y a mí), desde 1975, a conducir conjuntamente diversos talleres experimentales, con el objeto de explorar los conflictos habituales en la vida cotidiana profesional del psicoterapeuta de grupos, realizados en Argentina, España y otros países (ver 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7).
En un comienzo, con la colaboración de Luis Frydlewsky, y luego con la de otros psicoterapeutas grupales y psicodramatistas con formación psicoanalítica interesados en este tema (Escenas deseadas y temidas del psicoterapeuta de grupo) y este método (la multiplicación dramática).
Concebimos así, una forma de trabajo para entrenar a cada psicoterapeuta, a cada conductor grupal, en sus posibilidades de entrada y salida de situaciones regresivas que pueden comprometerlo en el desempeño de su tarea. Si un psicoterapeuta, un coordinador de grupos se encuentra con colegas, que se dispongan, dentro de un marco de adecuada seguridad psicológica, es posible, que pueda revisar de “entrecasa” los momentos difíciles más habituales, por los que debe pasar, durante su ejercicio, en el desempeño profesional de su rol.
Podría entonces, dentro del marco del taller, ponerse a charlar, “a sacar los propios trapitos al sol” y a confesar deseos, temores y dificultades hahituales, cuya dimensión compartan algunos y que en cambio hagan reír a otros, para quienes dichos deseos y temores no son importantes ni habituales y si lo son, resultan fácilmente controlables.
A cualquier psicoterapeuta, a cualquier conductor de grupos se le ocurren momentos embarazosos, por los que suele pasar o temen que les vaya a pasar en su vida profesional. Hasta es posible pensar en esos problemas que uno suele enfrentar profesionalmente, pero que nos dejan “con la espina” de si no podríamos haberlos enfrentado con otro estilo. O recordar ciertas situaciones, donde como terapeuta uno puede “engranarse”, como se dice habitualmente, con ciertos temas o climas de grupo, o especialmente, con ciertos pacientes que plantean mensajes que por alguna razón “nos mueven el piso” (reproche, sexo, agresividad, contacto corporal, lo económico, locura, muerte, etc.). Estos momentos, pueden formar un repertorio de imágenes capaz de ser espacializadas y representadas dramáticamente en forma de escenas. Esas escenas a las que llamamos “escenas temidas” del psicoterapeuta o del coordinador de grupos, podrían quedar, si no se trabajaran, como secretos o misterios de cada psicoterapeuta, de cada coordinador, o ser objeto de confesión amistosa y de bromas graciosas sobre la psicopatología de la vida cotidiana de los psicoterapeutas y coordinadores de grupo o, por el contrario, como proponemos en este trabajo, convertirse en objeto de profundización, de estudio. Es decir, en una verdadera oportunidad de cambio, de aprendizaje para cada uno, mas allá de su propia psicoterapia y grupos de estudio que realice durante su formación como profesional.
En este sentido el presente trabajo propone una gimnasia para el psicoterapeuta, destinada a movilizar también las deformaciones de su formación.
Nosotros sentamos toda la actividad exploratoria sobre la persona del coordinador quien tiene el derecho, en público, de reservarse lo íntimo, pero la obligación de compartir lo personal, para que esta exploración pueda realizarse.
En nuestra opinión, este estudio sobre la contratransferencia es el camino más original que transita la corriente que proponemos, en relación a las bibliografias especializadas en coordinación grupal, donde tradicionalmente el acento está más puesto sobre los coordinados, los pacientes (cómo son, cómo interactúan, cómo se relacionan con el o los terapeutas o los coordinadores), o sobre la situación grupal (cómo se desarrolla, qué técnicas deben emplearse, durante cuánto tiempo), sin considerar lo específico de lo personal del psicoterapeuta, para incidir sobre dicha situación grupal.
Según nuestra propuesta, el coordinador debe entrenarse para aprender a entrar y salir grupalmente de sus “escenas temidas” al tiempo que desea ayudar a sus coordinados a entrar y salir de sus respectivas “escenas temidas” grupalmente.
Así el trabajo sobre “escenas temidas” del coordinador de grupo permite internarse en el tema de la exploración y resolución de la contratransferencia en dinámica de grupos, colocando el foco de atención sobre la persona del coordinador, sus miedos básicos y sus formas defensivas durante su actuación en el proceso grupal. La escena temida es una vía regia para el estudio de la psicopatología vincular, ya que ésta incluye el diagnóstico de los núcleos psicóticos de base del psicoterapeuta (ver 8, 9) en interacción con los núcleos psicóticos de base de los pacientes y de los co-terapeutas.
Proponemos la idea de que se puede comprender -entre muchas otras razones- que el interjuego de fuerzas o dinámica grupal que se visualiza bajo la forma de escenas clásicas (temidas o deseadas) es el producto de la interacción conciente o inconciente de los distintos núcleos de psicóticos de base de la personalidad y sus respectivas defensas en el área del cuerpo, de la mente y de las relaciones interpersonales de todas aquellas personas que componen el grupo de que se trate. Eso quiere decir que entre coordinadores y coordinados, que entre pacientes y terapeutas se forma una red de comunicaciones manifiestas y latentes que confignran la base de una estructura grupal que permite diagnosticar y operar sobre el mismo grupo (fundamentos para un psicodrama operativo y para psicoterapias operativas). Dice Rodrigné (10): “La escena Termida nace ahí donde la transferencia y la contratransferencia parten las aguas, en el delta de la subjetividad terapéutica. Toma como unidad una situación del mismo modo que fue el sueño para Freud o la fantasía inconciente para Klein. La pulsión, la palabra, la para-praxis, dejan de ser ladrillos en este edificio clínico. Se levanta en cambio el tinglado del psicodrama”.
Por todas estas razones proponemos trabajar en talleres donde el grupo sea la unidad mínima de trabajo para explorar tanto las escenas temidas de psicoterapeutas que trabajan en individual (relaciones bipersonales), o con grupos (relaciones multipersonales).
Los participantes del taller son coordinadores y psicoterapeutas que comienzan o ya están desarrollando su práctica clínica y que han satisfecho o lo están haciendo simultáneamente -como pacientes-, “su hambre terapéutico” en otro ámbito.
Lo dramático incluye también los espacios transicionales de juegos infantiles que se constituyen en matrices primitivas de todo proceso creador posterior. Por ello el eje de nuestro trabajo actualmente es la concepción dramática de la escena.
La escena dramática (ya sea en el campo de la investigación, la docencia, o la psicoterapia), la utilizamos para sentir, y compartir emociones emanadas de ella, para actuar “juegos” destinados a movilizar y para “corporizar” nuestras palabras y nuestros pensamientos. Sentimos, actuamos, pensamos y hablamos “en escenas”; es un modo de trabajar y hasta de vivir y comunicarse.
Para entrenar a los participantes en el aprendizaje de la “multiplicación dramática” siempre partimos del examen de alguna escena propuesta por un integrante que representa algún conflicto para su protagonista; así se objetivan el temor que le invade y las técnicas que utilizan para defenderse de este temor. Proponemos desde allí el camino de la “multiplicación draniática”.
Cada escena propuesta por un individuo de un grupo de formación alcanza su máxima significación o totalización a través de las múltiples subjetividades con que consuena y resuena en cada uno de los integrantes del grupo. Algún personaje, gesto de los participantes, el mismo clima grupal de la escena inicial propuesta, provocan -en los que observan y protagonizan- una sensación de “haber sido tocado” que llamamos consonancia-, a través de la cual cada persona puede construir otra escena grupal o realizar un gesto personal que “multiplica” la escena inicial. A esto llamamos resonancia. El conjunto de resonancias individuales en el grupo produce una deformación progresiva de la escena inicial, a través de las múltiples escenas individuales o grupales propuestas libremente por los integrantes del taller (desfiguración de la multiplicación dramática en oposición a la configuración de la libre asociación dramática).
Así un autor “ha prestado” su escena a los demás para que los mediadores inventen desde su propia óptica subjetiva otras “escenas”, otras intervenciones y hasta otras particularidades y sentidos a los personajes de la escena original. Una idea, una intención que parte de la objetivación de una persona es literalmente apoderada por múltiples subjetividades interrelacionales entre sí.
El autor de la escena inicial “se siente robado” o desquiciado de su sentido original a través de la deformación a que le han sometido las diferentes subjetividades de los demás integrantes. Sin embargo las observaciones verbales y síntesis psicodramáticas finales con que se redondea cada ciclo, redescubren una pluridimensionalidad que se reúne -como las piezas de un rompocabezas- para enriquecer, en el mapa general del grupo, la visión monocular de la escena inicial.
Se busca el hallazgo de una nueva estructura hecha entre varios para permitir el nacimiento de todas las formas potenciales de la escena inicial, que a través de las “síntesis dramáticas” y las observaciones verbales o dramáticas, configuran una estructura grupal resultante: La multiplicación dramática corresponde a la acción estructurante y la escena resultante corresponde al efecto de esta acción conformando una estructura.
Así entendemos por multiplicación dramática un trabajo secuencial que está compuesto por las escenas consonantes, resonantes y resultantes.
Sostenemos que la inmovilidad de la escena inicial adquiere un carácter siniestro. Siniestro es aquello que nos posee sin que nos demos cuenta y que a su vez puede volverse patético en la medida en que toleramos la multiplicación dramática que puede llegar a hacer conciente dicha posesión.
En cambio por patético queremos siguificar algo que nos posee pero dándonos cuenta de ello.
A través de las técnicas lúdicas, lo siniestro puede ser transformado y elaborado como vivencia estética “por el grupo” (11). Pichón Riviere lo explica así en El proceso creador: “lo siniestro al ser elaborado como vivencia estética se ha transformado en maravilloso”. Esto es lo que intentamos enseñar en nuestras supervisiones utilizando el psicodrama analítico; en nuestros laboratorios de introducción (1 o 2 días de duración) y en los dos tipos de talleres de formación (6 meses de una vez por semana cada uno): “Las escenas temidas del coordinador de grupos”, cuyo punto de partida son las escenas conflictivas de la vida profesional de sus integrantes y “El Análisis Didáctico Grupal” en las que se parte de cualquier escena real o imaginaria propuesta por sus integrantes. La diferencia entre uno y otro curso es que en “Escenas Temidas” los profesionales (psicólogos y psiquiatras) tienen menos experiencia en psicodrama y en técnicas de acción que en el “Didáctico Grupal”. El primer curso es preparatorio para el segundo. En todos los casos, nuestra ambición fundamental, es entrenarlos en aprender a jugar con la confusión (aspectos creativos de la confusión). Aunque en nuestros comienzos nos deteníamos especialmente en las escenas familiares consonantes, en la actualidad no nos interesa fomentar lo anecdótico de la vida personal del participante (terapeuta). Al contrario. pensamos que detenernos en ello es resistencial a los objetivos del taller, donde exigimos, el aporte de lo personal pero partiendo de imágenes de la práctica profesional o inventadas desde la inspiración de cada integrante, desnudando luego el desarrollo de lo personal a través del mundo fantástico de la imaginería.
En una palabra: fijarse a lo anecdótico personal es -en el taller- una resistencia a jugar con lo imaginario.
Cada integrante puede ser el protagonista y el dramaturgo inicial de una escena propuesta por él; pero debe entrenarse desde allí para la confusión que habrá de sobrevenir en el transcurso de la multiplicación dramática; aprendiendo “sacrílegamente” con sus propias escenas o las de sus compañeros de taller.
Y es, fundamentalmente, en el desarrollo del aprendizaje en este proceso, que centramos actualmente los talleres de formación para todos aquellos que deseen integrar la visión psicoanalítica con el psicodrama y las llamadas “técnicas activas”.
Como dijimos, consideramos este método como uno de los medios más interesantes para expresar “por el grupo” los así llamados fenómenos contratransferenciales (12). La escena dramática grupal nos parece una excelente oportunidad para ensayar distintas lecturas (búsqueda de una epistemología convergente) que realizamos en Gotemburgo y en Londres, y que en la actualidad continúa periódicamente en Londres (13) y en París (14). Con Phoebe Prosky y Carlos Sluzky, hemos ensayado la lectura sistémica de la escena dramática (Sculpting y profecía autocumplida respectivamente). Con Emilio Rodrigué la visión Kleiniana; con Guillermo Kozameh, la lectura del psicodrama analítico vincular (sobre ideas de Pichón Riviere) en supervisiones semanales; con Leonardo Satne, en los laboratorios de creatividad, hemos ensayado la lectura de la escena dramática desde la visión freudiana, iniciada por Lacan (Barcelona y Madrid); esa misma lectura con Oscar Strada y sus colaboradores, en laboratorios bimensuales realizados en Alicante, sobre escenas temidas y lectura analítica; con Juan Campos (12) y con Angela Momos (15) hemos ensayado la multiplicación eidética y verbal en una experiencia de integración transcultural. Con Olga Albizuri de García, el estudio de la psicopatología vincular del terapeuta a través del psicodrama analítico. Con Susana Kesselman (especialista en Dinámica Corporal) desarrollamos experiencias de coordinación integrativa entre ambas técnicas (en Europa y en la Argentina) que denominamos corpodrama y en la que se utilizan la dinámica corporal y la multiplicación dramática para privilegiar al estudio del cuerpo del terapeuta (16). Este tema seguimos desarrollándolo en nuestros talleres y grupos privados de estudio en la Argentina. En la actualidad -estimulados por la similitud de cierto desarrollo de ideas entre Umberto Eco desde la teoría de la estética, Kantor desde el teatro v nosotros desde la clínica- hemos propuesto (con E. Pavlovsky) un tercer nivel: el taller llamado “La Obra Abierta de Umberto Eco y La Multiplicación Dramática” para la investigación (posgrado avanzado) de la creatividad y el goce estético como criterio de salud desde lo
personal del psicoterapeuta, especialmente del psicoterapeuta de grupos (17).
BIBLIOGRAFIA
1. Kesselman, H.; Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.: Las Escenas Temidas del coordinador de grupos. Ed. Fundamentos, Madrid, 1977 y Ed. Búsqueda, Bs. As., 1984.
2. Kesselman, H.; Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.: “La multiplicación Dramática, un camino hacia la psicoterapia profunda”, en Clínica yAnálisis grupal, Madrid, Nº 9, 1978.
3. Kesselman, H.; Pavlovsky, E.: “El Análisis Didáctico Grupal”, en Psicología Dinámica Grupal (coautores en colaboración y discusión con otros autores), Ed. Fundamentos, Madrid, 1980.
4. Kesselman, H.; Pavlovsky, E.: Clínica Grupal 2. Ed. Búsqueda. Bs. As. 1980.
5. Pavlovsky, E.: “Historia de un Espacio Lúdico” y Kesselman, H. “Espacio, Vínculo y Creatividad”, en Espacios y Creatividad, Ed. Búsqueda, Bs. As. 1980.
6. Kesselman, H. y Pavlovsky, E.: “La Multiplicación Dramática” en los talleres de formación. Rivista Italiana de Gruppoanalisi, Roma, vol. II, Nº 1, enero de 1987.
7. Kesselman, H.: “Multiplicación Dramática”, “Clínica y Análisis Grupal”, Madrid, Nº 41, año 10, julio/sept. 1986.
8. Kesselman, H.: “Psicopatología Vincular”, en Clínica Grupal 2 (Kesselman, H.; Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.), Bs. As., Ed. Búsqueda, 1980.
9. Kesselman, H.:”El misterio de la dinámica Grupal”, en Clínica Grupal 2 (Kesselman, H., Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.) Bs. As., Ed. Búsqueda, 1980.
10. Rodrigué, E., prólogo a Las Escenas Temidas del coordinador de grupos (Kesselman, H.; Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.). Ed. Búsqueda, Bs. As. 1984.
11. Kesselman, H. y Pavlovsky, E.: “La multiplicación dramática”, Julio de 1984; prólogo de la Edición Argentina al libro Escenas Temidas del coordinador de grupos (Kesselman, H.; Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.) Ed. Búsqueda, Bs. As., 1984.
12. Kesselman, H. y Campos J.: “Del psicoanálisis a la Psicología Social: el Grupo Análisis Operativo (G.A.O.)”. El método C.D .R. en el análisis del trípode conceptual de Foulkes y Pichon Riviere, en “Temas grupales por autores argentinos I”. Ediciones Cinco, junio 1987, Bs. As. Argentina. Y en Lo Grupal 6, Ed. Búsqueda, Bs. As., mayo de 1988.
13.Tavistok Clinic (Departamento de Grupos), London Center of Psychotherapy (L.C.P.), Emanuel Miller Center, Arbours Foundation (Joe Berke) y Group Analytic Institut (C.A.I.) de la Group Analytic Society of London (C.A.S.).
14. Cátedra del Dr. Olivier Pajot, París VII, seminarios y jornadas regulares sobre “Escenas Temidas” Coordinadas por Mme. Eleonora Vainstok-Madariaga para alumnos de los últimos cursos, con profesionales de la Sorbona y Centros Asistenciales adscriptos (Scénes Redoutées).
15. Kesselman, H. (translated from Spanish by Angela Molnos), “Dramatic Multiplication: Training workshops for group conductors”, in Group Analysis, The Journal of Group Analytic Psychotherapy, volume 20, number 3, september 1987, Sage Publications, London.
16. Kesselman, Susana y Kesselman, H.: “Corpodrama” Rev. Argentina de Psicodrama y Técnicas Grupales” Nº 2, año 5, mayo de 1987, Bs. As. Argentina.
17. Kesselman, H., Pavlovsky, E. y Frydlewsky, L.: “La Obra Abierta de Umberto Eco y la Multiplicación Dramática”, en Lo Grupal 5, Ed. Búsqueda, Bs. As. Octubre de 1987.
Del libro de Hernán Kesselman, “La Psicoterapia Operativa” (dos volúmenes) I. “Crónicas de un psicoargonauta” y II. “El Goce Estético en el de Curar.”, Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires 1999.