Intervenciones corporales.
Conviven en las prácticas corporales variados conceptos de cuerpo, pensamientos corporales heterogéneos, sin que se haga distinción entre ellos. Se dice cuerpo y damos por sobreentendido que se sabe de qué cuerpo hablamos o al menos de que hablamos del cuerpo.
Las técnicas y terapias corporales (eutonía, Feldenkrais, Mathías Alexander, bioenergética, vegetoterapia, canzaterapia, masajes de distintas corrientes) y otras, que no son consideradas terapias o técnicas corporales, pero que utilizan intervenciones corporales (Gestalt, Transaccional, Familiar Sistémica, etc.), facilitan instrumentos para el trabajo con el cuerpo, recursos que se utilizan para promover estados creativos en la vida y en el trabajo. Así se puede construir una rica caja de herramientas con recursos e intervenciones que denomino de modo general, corporales u operativas. Entre estas: las espirales de movimiento, ejercicios para el desarrollo de la conciencia corporal, juegos corporales, gestálticos, esculturas familiares, consignas de movimientos, respiraciones, meditaciones, toques, etc., que toman consistencia en algunos conceptos de cuerpo que de modo esquemático se podrían agrupar según líneas de predominio.
Cuerpo como matriz kinésica. Concepto ligado a la idea de un cuerpo muscular que se intenta flexibilizar, mover, agilizar, adiestrar. Los ejercicios buscan ampliar los potenciales de plasticidad muscular y expresiva de la fisonomía, de las posturas, de los patrones motores, para que las personas puedan encarnar los variados cuerpos que la diversidad de roles exige en el tránsito por la escena psicodramática. Así ciertos caldeamientos que incitan a correr, a bailar, a imitar la caminata de otra persona, a producir gestos variados en el rostro, etc. Loa verbos que se utilizan por lo general apuntarán a acciones ligadas con el hacer, el actuar.
Cuerpo como fuente emocional. A través de esta modalidad se busca movilizar las fuentes emotivas e intervenir de modo activo sobre las emociones. Las personas son adiestradas en el contacto con las emociones de rabia, ternura, miedo, enojo, y en sus variantes, con los matices que las tonalidades afectivas requieren para expresarse. Estos caldeamientos insistirán en crear algunas situaciones que lleven a las personas a atravesar por variadas emociones y modos expresivos. Los verbos en este caso serán escogidos entre aquellos que indiquen un tipo de acción relacionada con el sentir de los sentimientos, el afectarse, el resonar emocional.
Cuerpo como diapasón sensorial. Se intentan ampliar los umbrales perceptivos a través de experiencias que tienen su eje en el desarrollo de una sensibilidad múltiple. Se busca que las personas puedan hacer crecer su espontaneidad para reaccionar ante situaciones diversas y que vayan desprendiéndose de gestos superfluos y estereotipados. Los caldeamientos buscarán estímulos sensoriales variados para generar un buen “oído” para las pequeñas sensaciones. La sensibilización sensorial trabaja con el concepto de que es posible modificar la historia vivida en el cuerpo y recrearla a través de nuevas conexiones neuronales. Entre los verbos utilizados para estos caldeamientos predominarán los de acciones como observar, captar, sensoriar, vinculadas con un sentir las sensaciones. Se pondrá un mayor énfasis en el estar que en el hacer.
Cuerpo como potencia de pensamiento. El caldeamiento que se busca en este estilo de actividad está orientado a producir una experiencia vivencial, casi sin acciones externas, que guiará la atención hacia zonas del cuerpo con la idea de modificar el tono muscular y crear estados corporales y actitudes variadas, influyendo sobre la musculatura profunda a través del pensar el cuerpo, el pensar el movimiento, la intención de movimiento, etc. Los verbos que incluirá el inventario corporal estarán dirigidos a acciones como: orientar la atención, prestar atención, atender, discriminar.
Estos modos de considerar el cuerpo, con mayor acento en el hacer, la emoción, la sensación, el pensamiento, generan experimentaciones, caldeamientos, intervenciones operativas, que interrogan lo obvio de las conductas corporales. A pesar de que nunca se dan de un modo puro, existen en la práctica inclinaciones más en una línea que en otra que se revelan por el predominio de cierto tipo de consignas, de exploraciones: del ser sobre el estar, del hacer sobre el sentir, del estar sobre el ser. Así, en el caso del Psicodrama, metodología en la que he experimentado con mayor profundidad y a través de la que he vivido variados caldeamientos, diría que el énfasis de la movilización y experimentación corporal está fundamentalmente puesto en lo kinésico y en lo emocional, más que en la búsqueda del desarrollo de una sensibilidad fina destinada al análisis de las sensaciones o a la escucha de los efectos en la conducta corporal de una atención dirigida hacia diferentes zonas del cuerpo.
Si bien el Psicodrama pone en el cuerpo, en lo corporal, en la espontaneidad, en lo expresivo, un foco para el análisis de la escena y de los comportamientos que allí se desarrollan, con frecuencia el psicodramatista no profundiza en las disciplinas corporales, que sin duda le nutrirían de nuevos recursos, de otras miradas para el trabajo. El psicodramatista encontraría en la investigación corporal una oportunidad para ejercitar la autoobservación, para inventariar sus propios estereotipos posturales, sensibles, motrices, aquellos que están en la matriz de la espontaneidad y de la flexibilidad y que tal vez le obstaculicen el ejercicio de los diferentes roles que el pasaje por la escena psicodramática requiere.
En los caldeamientos se cocinan las intervenciones para la espontaneidad, para la expresividad, para la flexibilidad de rol. En consecuencia, de la profundización que el psicodramatista haga sobre la observación de expresiones no verbales, dependerá que el cuerpo, lo corporal, sea un mero aperitivo para el “plato fuerte” de la representación dramática o que se transforme en una verdadera fábrica para el despliegue de la complejidad humana.
Aperturas al caldeamiento psicodramático: el cooling/enfriamiento.
Desde mi lugar de estudiosa de las técnicas corporales, en particular de la Eutonía, y de mi adhesión a las ideas de la Multiplicación Dramática, he desarrollado un modo de trabajo al que llamo cooling/enfriamiento, que interroga los conceptos habituales del caldeamiento, que el Psicodrama utiliza en sus modos de iniciar (transcurrir o finalizar) una tarea que requiere adiestramiento muscular, incremento de reflejos, predisposición postural, sensibilización, relajación, o simplemente un estar corporal abierto a la experimentación.
El cooling surgió como una búsqueda frente a ciertos modelos consagrados en los caldeamientos tradicionales psicodramáticos e interroga algunos de sus conceptos:
• El caldeamiento se asienta en el concepto de preparación. “Prepararse” (se mencionan caldeamientos inespecíficos y caldeamientos específicos en el Psicodrama) puede contradecirse con las ideas de la espontaneidad. Hay diversidad de sensibilidades presentes que emergen cuando la persona presta atención a sus sensaciones y a los matices de los procesos que su cuerpo va viviendo. Sin embargo, en algunos caldeamientos, las personas son compelidas a sentir, a ser espontáneas, a expresarse libremente, con consignas inductivas o imaginativas, que interfieren con su propia imaginación y no le permiten estar presentes en la sensación, condición del carácter espontáneo de la conducta.
• Con frecuencia se producen caldeamientos “hiperactivos” o “hipertónicos”, sin consideración de los ritmos de incorporación de algunas propuestas, sin pausas para la observación de las conductas. Por esta razón, busco a través del cooling instalar silencios entre las consignas y tiempos adecuados para los registros.
• Muchas veces se utilizan consignas aprendidas, que se repiten y arrastran las mismas propuestas de una experiencia a otra, independientemente de los estados del coordinador y de la gente (caminar, gesticular, gritar “no” o “sí”, correr, etc.) Frente a este tipo de caldeamientos estimulo consignas que interroguen las necesidades de movimiento que cada persona capta en su cuerpo, incluyendo aquéllas del propio coordinador.
• En algunos caldeamientos se reiteran frases hechas en relación con el cuerpo, por ejemplo: “conecten con el cuerpo”, “tomen conciencia del cuerpo”, que aunque nombran la palabra “cuerpo” pueden alejar a la persona de las sensaciones que está experimentando en ese momento y llevarla a ciertos estereotipos. Del mismo modo, habrá que tener en cuenta algunas simplificaciones con las que una parte del cuerpo se asocia a un único significado. Por tal razón, trato a través del cooling que se tome conciencia de este hecho y se investiguen recursos que abran las significaciones, que ayuden al psicodramatista, al coordinador de la experiencia, a no caer en expresiones o interpretaciones corporales estereotipadas
Algunas reflexiones para un final abierto.
El cooling, como propuesta del caldeamiento, tiene en el silencio, la quietud y el frío las vías regias para la producción de una corporeidad sensible. A través de él, intento la creación de un tiempo no cronológico que facilite la experimentación, que permita la interrogación, la observación, el registro de las sensaciones. Propongo que se ensayen caminos hacia la inmovilidad, la quietud, la lentificación de los ritmos corporales, por lo general en posturas en las que no es necesario el esfuerzo antigravitatorio y en las que el cuerpo se dispone a un tono bajo y a un enfriamiento progresivo. El “estado de enfriamiento” favorece aperturas de la sensibilidad para la autoobservación y la experimentación.
La producción de frío, silencio, quietud, es efecto de “ese” tiempo de experimentación corporal en el que se promueve la orientación de la atención a sensaciones que en la vida cotidiana no se “oyen” y para las que por lo general no hay códigos, ni valoraciones. Sensaciones de los toques que llegan al cuerpo desde el suelo, la ropa, personas, objetos, el aire alrededor. Sensaciones de las consistencias variadas de esos toques, de su persistencia en el cuerpo. Pequeños ajustes posturales, temperaturas, sensaciones del peso corporal, percepción de las distancias entre partes del cuerpo, de volúmenes, de presencias óseas, de la piel.
En esta exploración, la persona se dispone a una observación minuciosa sobre sus posturas, sobre pequeños bloqueos del tono y sus modificaciones posibles para que la vitalidad y espontaneidad fluyan más naturalmente.
No hay roce o presión sobre el cuerpo, no hay apreciación de la tensión muscular o de la temperatura o peso corporal, que se presente de modo idéntico a la percepción. A través del desarrollo de este tipo de sensibilización se capta que lo que se va registrando con un toque es cambiante, que la sensación de peso puede modificarse con un mínimo movimiento, que las temperaturas corporales se transforman y las reacciones corporales, posturales varían incesantemente. Que la sensación es efímera, pero al mismo tiempo es la expresión de la vida en el cuerpo, la manifestación de la potencia de acción del ser humano.