Concepto de clínica.
De clinos: cama. Se refiere a la posibilidad que tenían los médicos de realizar una observación y evaluación rigurosa, metódica, sistemática, detallada y con control periódico sobre los pacientes asistidos, que por las características de este método solo podían cumplirse en su totalidad en pacientes que guardaran cama, inmovilizados. Por extensión se llama clínico a los métodos de quehaceres y saberes que cumplen con estas premisas.
Clínica antropofágica, de lo vincular y de lo múltiple: Clínica corporal de la multiplicidad.
La antropofagia se relaciona con un concepto reinventado por Oswald de Andrade y utilizado para las manifestaciones de la cultura y del que nos hemos agenciado un grupo de profesionales para pensar la clínica. Andrade despliega el concepto de una cultura antropofágica que se devora lo humano sin restricciones ni prejuicios, del mismo modo que una clínica antropofágica devoraría las materias de expresión, manifestaciones artísticas, culturales y científicas de su tiempo, sus búsquedas y sus modos de accionar frente a los límites y la complejidad del conocimiento, para desovar en una caja de herramientas que interroga y permite intervenir operativamente en las situaciones que plantea la clínica.
Una clínica antropofágica corporal es una clínica de la multiplicidad, cuando no parte de un conocimiento a priori del fenómeno, sino que considera a lo que ocurre en la “escena de la clínica” como un fenómeno a desplegar (inconsciente “a venir”), como la expresión de un entrecruzamiento único y singular (producción de subjetividad en el encuentro), y que le serán necesarios métodos para ese despliegue.
Desplegar “lo que se presenta en la escena de la clínica”, el hecho clínico, implica una triple vertiente:
1. lo vincular: una nueva definición de la clínica no centrada sólo en el paciente sino en el encuentro entre el paciente y el terapeuta.
2. recursos para el despliegue: recursos variados que sirvan para lograr el distanciamiento, el descentramiento y la demora respecto de lo observado (técnicas básicas para demorar en el cuerpo las afectaciones) para predisponerse de un modo abierto (no condicionado sólo por los conceptos aprendidos) al diagnóstico, pronóstico e intervenciones operativas.
3. intervenciones corporales múltiples: el enfoque de lo corporal y el uso de las técnicas corporales a las que el profesional se sienta perteneciente tendrán a su vez una doble adscripción. Por un lado, deberán ser coherentes con un sistema teórico, con un conjunto de principios que la rigen (mapa teórico técnico) y por el otro tendrán la flexibilidad de adaptarse a lo que las situaciones de la clínica del encuentro de los cuerpos va pidiendo (cartografía de las mutuas afectaciones).
La escena de la clínica corporal de la multiplicidad. Mapa y cartografía.
En la escena vemos a un profesional dispuesto a experimentar en su cuerpo vibrátil y a latir con las cuestiones de su tiempo, que sostiene: en una de sus manos un mapa con datos, referencias, intervenciones y evaluaciones precisas y fijas inspiradas en algunas formas que expresan a las técnicas corporales y en la otra un libro con hojas en blanco para ir escribiendo, diseñando, intensidades, ritmos y temperaturas que lo sobresaltan y lo sorprenden en su recorrido con un grupo o con un paciente dispuesto al viaje corporal.
(La clínica tradicional se nutre de alimentos que deben ser etiquetados como científicamente válidos. La clínica vincular, antropofágica, de la multiplicidad, se nutre de elementos que también pasan por las artes, la filosofía, el campo de la cultura. La clínica corporal tradicional apunta a una clínica centrada en el provenir y el porvenir de los padecimientos, su diagnóstico universal y sus técnicas de corrección. La clínica vincular, antropofágica, de la multiplicidad agrega los tartamudeos de lo “intempestivo” del encuentro entre el corporalista y su paciente para configurar ritornelos y metáforas diagnósticas situacionales, válidos para la interrogación de los esquemas fijos antes que para las clasificaciones y técnicas generales.)
El corporalista de una clínica de la multiplicidad persigue una regla de oro: es en nombre de la vida que se inventan estrategias en la clínica.
Este tipo de corporalista (eutonista, del método Feldenkrais, coordinador corporal de diversas técnicas) deberá experimentar con su propio umbral de tolerancia e interrogarse permanentemente acerca de una serie de cuestiones:
Instrumentos técnicos: ¿sirven o no sirven para este paciente?
Objetivos: ¿tonificar, armonizar, desbloquear, para vivir de qué manera?, ¿con qué sentido?, e interrogar el concepto de salud corporal con el que está movilizando su práctica (una manera de reflexionar sobre la salud “frágil” frente a la “gorda salud dominante”).
Fidelidad a la identidad profesional: ¿fiel a los principios de la técnica o a sus interrogaciones?
Capacidad para sostenerse en las incertidumbres: ¿cuál es su umbral para tolerar las dudas acerca de lo que siente, para dudar de sus percepciones acerca de lo que va observando?
Capacidad para sostener al paciente en la incertidumbre: ¿cuál es el umbral de tolerancia al desengaño del paciente?, para ir ajustando sus intervenciones en la lealtad a lo emergente, antes que a las certezas ya probadas para otras circunstancias.
Y tres principios:
I. El principio ético: una clínica de compromiso con la vida, que obliga al profesional permanentemente a interrogarse junto con sus pacientes o coordinados, acerca de qué es salud y qué es enfermedad en cada momento. Y disponerse juntos a trazar la meta terapéutica, el terapeuta como copiloto que señala e interroga puntos de referencia acordados, el paciente ejercitándose a ser piloto para dejarse empujar por sus propios deseos. Los deseos que los sostienen para transitar la aventura de sostenerse y gestarse a sí mismo.
II. El principio estético porque dirige una clínica de creación de la existencia al nutrirse sin racismo de un acontecimiento social, deportivo tanto como de la música y de las artes en general y es estético por la capacidad que todos tenemos para generar vida como obra de arte. Goce estético en el arte de curar.
III. El principio político porque esta clínica es portadora de herramientas para la búsqueda de intercesores que nos enseñan a los terapeutas a acoger al extraño en los otros y en nosotros mismos transitando el terror a la diferencia.