1. Genealogía, psicología, psicoterapia- “Hasta el momento toda la psicología permaneció prisionera de prejuicios y aprensiones morales: ella no se arriesgó en las profundidades. Considerarla en cuanto morfología y doctrina del desarrollo de la voluntad de potencia, como yo la considero, es una idea que aún no se le ocurrió a nadie”. Así inicia Nietzsche el aforismo 23 de Más allá del bien y del mal . Y lo concluye diciendo: … “para el psicólogo (…) será lícito aspirar por lo menos a que la psicología vuelva a ser reconocida como señora de las ciencias, para cuyo servicio y preparación existen todas las otras ciencias. Pues a partir de ahora la psicología vuelve a ser el camino que conduce a los problemas fundamentales” . Ora, si recordamos que la función de la psicología así redefinida por Nietzsche, pasa a ser la de investigar el origen y la historia de los sentimientos morales ; que, como tal, ella pasa a ser el punto de intersección entre las ciencias naturales y las ciencias humanas en el interior del proyecto genealógico , su importancia gana aún más relieve. Si, finalmente, atentásemos hacia el hecho de que la moral vigente, nihilista, es vista como una dolencia y el filósofo-psicólogo-genealogista como un “médico de la civilización” lanzado hacia la transmutación de los valores, en la recreación del sentido de la vida, se torna posible aspirar a una psicoterapia que retome y realice aspiraciones de la genealogía nietzscheana. Cabe, entretanto, investigar los sentidos y usos que puede asumir tal expresión.
2. El psicoterapeuta-genealogista No podemos identificar el proyecto del psicoterapeuta-genealogista con el que normalmente se entiende por psicoterapia en la actualidad. En primer lugar, porque la psicología vigente todavía permanece, en gran parte, prisionera de los prejuicios y aprensiones morales; por tanto, al decir de Nietzsche, aún no se arriesgó en la profundidades. En segundo lugar, porque el proyecto nietzscheano es mucho más amplio y diversificado que el ámbito de una profesión recortada y circunscripta a los límites de la clínica, como lo es la del psicoterapeuta contemporáneo. La psicoterapia genealógica se puede realizar a través de múltiples categorías profesionales: el profesor, el artista plástico, el actor, el psicoterapeuta, etc; con mayor probabilidad estará aconteciendo en espacios menos controlados por los códigos instituidos: en cualquier parte del cuerpo social donde alguien, por alguna razón, esté denunciando, poniendo en jaque los valores que empequeñecen y empobrecen la vida. Estoy hablando de acciones efectivas, capaces de producir cambios y no mera demagogia: conviene no confundir al psicoterapeuta-genealogista con el vendedor de ilusiones, comúnmente disfrazado de revolucionario. Éste, aunque pueda denunciar valores del mundo vigente, siempre está apuntando hacia un ideal futuro, otro mundo. ¡No! La revolución que interesa tiene que acontecer aquí y ahora, en este mundo, debe afectar a esta realidad, revolución de lo cotidiano. Y para ser efectiva debe ser capaz de bucear en las tesituras del cuerpo social, político, simbólico, alcanzar los mínimos pliegues, los espacios más microscópicos, para entonces aislar el virus de la enfermedad y poder combatirlo. Ese virus estará siempre disfrazado como un valor universal; será necesario entonces, rasgar su fantasía tira por tira, denunciando que él tiene una genésis, una procedencia y una emergencia. Y mostrar que la contextura histórica que lo produjo fue, a su vez, producida por un conjunto de casualidades, una convergencia de fuerzas absolutamente singular que sólo puede explicarse como obra del azar. Con eso el virus perderá toda la dimensión representativa que le daba fuerza y poder; reencontrará su origen casual y, a partir de ahí. Su devenir transmutante. Pues la tarea de la psicoterapia nietzscheana es ésa: la transmutación de los valores. Ya sea pacientemente rastreando la composición de un valor instituido, sea mapeando varios puntos del mapa social donde irrumpen los movimientos marginales que lo cuestionan y ponen en jaque, el psicoterapeuta genealogista será primordialmente un instrumentador del cambio. Cuidando que la vida retome sus valores más nobles.
3. Psicoterapia: etimología- El término psicoterapia está formado por dos palabras griegas: psykhé y therapéia. Psykhé significa: soplo de vida, aliento, alma, vida, ser vivo y, por extensión, las facultades del alma: entendimiento, prudencia, sentimiento, deseo, apetito, la persona y la cosa amada. Entretanto, el sentido más original del término es respiración, soplo vital, vida, derivado del verbo psykhein que significa soplar, respirar. Theraphéia, a su vez, significa cuidado, previsión, solicitud, trato cuidadoso y, por extensión, cuidados médicos, tratamiento. Psicoterapia significa entonces, etimológicamente, el cuidado por la vida. Sin embargo, es curioso observar que el término therapeutés (o therapeutér) designa al mismo tiempo, el servicial-esclavo, el servidor o adorador de un Dios y el médico. Que el terapeuta-médico pueda estar asociado a servicios religiosos no llega a causar espanto, si recordamos los orígenes mágico-religiosos de la medicina, en la Grecia antigua. Sin embargo, que el mismo término pueda, simultáneamente, designar funciones ligadas a la más baja y a la más alta jerarquía social es algo que merece mayores consideraciones. No se trata, en absoluto, de buscar asociaciones posibles entre el esclavo y el médico en cuanto realidades empíricas: Platón nos cuenta que el médico de esclavos trataba a su paciente casi como cosa, hablándole nada más que lo suficiente para pasar sus instrucciones prácticas. O sea, el esclavo no era considerado siquiera digno de explicaciones acerca de su enfermedad; a él le cabía solamente obedecer al dictado de las órdenes del otro. A nivel de la jerarquía social existe pues una separación absoluta entre médico y esclavo. Las asociaciones deben ser buscadas en un ámbito semántico: ¿es posible que el terapeuta-médico sea siervo, esclavo, en alguna dimensión de su ser? Por un lado, no: ¿cómo podría una existencia-esclava practicar una medicina que, en sus orígenes, busca la liberación del espíritu como condición para la cura del cuerpo? Un esclavo jamás podría ser un guía para la libertad. Por otro lado, sí: solamente alguien que conoció, en algún nivel, la esclavitud y consiguió liberarse puede entrar en resonancia con la psykhé esclavizada del enfermo y, entonces, conducirlo a una cura posible. La mitología griega es rica en esos enredos, en los cuales la participación de ciertas realidades aprisionantes es condición para conocerlas y poder trascenderlas. Así, el héroe trágico debía someterse a la moira (el destino) como condición para sobrepasarla. Y no es en vano que la figura primordial del médico, en la mitología griega, era el centauro Quirón (en griego Kheíron, posiblemente abreviatura de Keirurgós = “que trabaja o actúa con las manos, cirujano” ): por tener, al mismo tiempo, naturaleza animal y humana (mitad caballo, mitad hombre), conocía las vicisitudes de la carne y del espíritu; por haber sido herido accidentalmente por Héracles, sabía más que ninguno, comprender la situación de sus pacientes. Así, puedo ahora arriesgar una interpretación que, si no fuese exacta en la derivación etimológica, será por lo menos sugestiva en el ámbito del sentido: el terapeuta designa el esclavo-libre, aquel que, por conocer en la propia piel las cadenas del servilismo, de la enfermedad, y la transmutación liberadora, puede mejor que nadie, servir como guía en ese viaje por el devenir. Él será, en algún nivel, un ser(vo)-transmutante. Creo que los psicoterapeutas concordarán conmigo, muchos tal vez, al recordar que el primer impulso para la profesión surgió de la necesidad de curar la propia neurosis.
4. Psicoterapia y vida- Si la psicología para Nietzsche, es la “morfología y doctrina del desarrollo de la voluntad de potencia”, la psicoterapia será el tratamiento de las formas patológicas de esa voluntad, de los laberintos en los que se enredó y se perdió- Tratamiento: esta palabra puede, sin duda, expresar la dimensión más técnica del griego therapéia, con la condición de que guarde en sí el sentido más original del término, psico-terapia significando, pues, el cuidado (therapéia) por la vida (psykhé). Sin embargo, en el presente caso, evidentemente no por mera coincidencia, los términos se superponen dado que la voluntad de potencia, en el ámbito de la genealogía nietzscheana, designa la vida misma . Por tanto, en ese caso, precisamente, la psicoterapia no podría designar más que cuidado por la vida. Ese cuidado asume la forma de tratamiento en la medida exacta en que la vida se encuentra enferma , necesitando desenvolvimiento. Des-envolvimiento significa aquí exactamente lo que el origen etimológico explicita, o sea, des-enredamiento, diferenciación; por tanto, nada que tenga que ver con la idea de evolución o progreso, en el sentido de una dirección predeterminada o de una secuencia de configuraciones . La vida enferma es la vida enredada por valores que la intoxican, obstruyen, empobrecen, necesitando des-envolvimiento, soltura, libertad, para recuperar su potencia creadora y producir nuevas formas. La psicoterapia cuidará, pues, del des-envolvimiento de la vida en despliegue de sus formas.
Fragmento del libro: A Psicoterapia em busca de Dioniso: Nietzsche visita Freud., Escuta Editora, São Paulo, 1994.
Traducción: Andrea Álvarez Contreras. Buenos Aires, 1999.