Qué es lo que hace que a algunas personas el dolor los paralice, los sumerja en pensamientos negativos, les genere un gran sufrimiento, y a otras las estimule a la reflexión, a la creación, a la acción. Las frases serían: A pesar del dolor… Gracias al dolor… No creo que exista una única respuesta si nos enfocamos en la singularidad de las maneras de ser de las personas, en los umbrales, en las novelas corporales, en las experiencias vividas con relación al dolor. La pregunta, sin embargo, me permite localizar una zona de asuntos relacionados, y actúa como un disparador para introducirme en un campo cuya amplitud es verdaderamente inabarcable. Entonces busco un marco para circunscribir esta complejidad a algunas observaciones, aunque también, como en un cuadro, las líneas y los planos escapen por la tangente. Busco ese marco como quien busca la piel del cuerpo para decir: Piel adentro y piel afuera. ¿Qué intento? Interrogar cuestiones de la clínica, de la eutonía, y también ahondar en mi propia experiencia con el dolor.
La atención, los dolores imaginarios y la expectación, según Freud
a. Freud considera que la atención puede influir sobre algunos procesos que se manifiestan en el cuerpo. Estimula o inhibe padecimientos y dolores. Cualquier persona podría provocar sensaciones y dolores en diferentes partes del cuerpo con sólo orientar su atención hacia ella. La reflexión de Freud se extiende hacia la otra orilla: Del mismo modo, como los dolores pueden ser provocados o aumentados con sólo dirigir la atención hacia ellos, también pueden desaparecer cuando la atención se aparta. Es decir, y creo que ésta podría ser una conclusión valiosa para la clínica corporal: La atención afecta zonas del cuerpo cuando insiste sobre ellas, y se desafecta cuando se retira de ellas.
Siguiendo el pensamiento de Freud, la experiencia de una atención que se dirige en otra dirección que la del dolor, es la que tiene cualquier mamá que intenta calmar a un niño que se ha golpeado. De un modo natural, esa mamá calmará al niño distrayéndolo con un juego, con una caricia, o golpeará al objeto que lo ha lastimado. En cualquiera de los casos, la mamá le cambiará al niño el foco de su atención, la distraerá.
El concepto de una atención que se aparta del foco del dolor hace comprensibles casos que no entenderíamos de otra manera. Personas que se inmolan por ideales, por convicciones religiosas, parecen insensibles al dolor físico. Del mismo modo, personas sometidas a torturas que no revelan los nombres de sus compañeros. Pienso en los dolores de los cuerpos en los Campos de Exterminio, los dolores en los pies que se relatan, por ejemplo, dado que la mayoría de los prisioneros iban descalzos. Las personas doloridas en un Campo de Concentración, no apta para el trabajo, lo que las hacía aptas para las cámaras de gas. Y otros ejemplos similares. Pensemos en la profética frase de Spinoza: “Nadie sabe qué puede un cuerpo”.
No es tan fácil abonar por medio de ejemplos la influencia de la voluntad sobre los procesos morbosos orgánicos; pero es muy posible que el propósito de sanar o la voluntad de morir no carezcan de importancia para el desenlace de algunas enfermedades, aun graves y de dudoso carácter.
b. Para Freud existe una relación entre los dolores físicos y el estado de ánimo, aunque se tienda a englobar tales influencias psíquicas bajo el nombre de imaginación y en consecuencia se considere que esos dolores son imaginarios, si se los compara con los provocados por una enfermedad. Mas ello es flagrantemente injusto: cualquiera que sea la causa del dolor, aunque se trate de la imaginación, los dolores mismos no por ello son menos reales y menos violentos.
c. El estado de ánimo que Freud denomina expectación, se refiere a una serie de las más activas fuerzas psíquicas que pueden ponerse en juego para determinar la provocación y curación de las afecciones corporales. Da el ejemplo de lo que sucede en una epidemia en la que los más expuestos son los que más temen contraer la infección.
EI estado opuesto, la expectación confiada o esperanzada, es una fuerza curativa con la que en realidad tenemos que contar en todos nuestros esfuerzos terapéuticos o curativos. No de otro modo podrían explicarse los peculiares efectos que observamos con los medicamentos y con otras intervenciones terapéuticas.
Donde la expectación confiada es más notable, empero, es en las denominadas «curas milagrosas», que aún hoy tenemos oportunidad de comprobar sin intervención alguna del arte médica.
LA EUTONÍA
Pienso que investigadores que profundizan sobre la conducta humana, aunque lo hagan desde perspectivas diferentes, tienen puntos de encuentro inevitables. Tal vez Gerda Alexander no haya formulado sus ideas como las formuló Freud, pero el hecho de que la eutonía utilice el ejercicio de una observación atenta y consciente, que busque adiestrar a los alumnos en el aprendizaje de una atención dirigida, me permite afirmar que existe una convergencia entre ambos.
Uno de los objetivos de la eutonía es aprender a dirigir la atención tanto hacia una zona del cuerpo como hacia varias zonas en simultáneo. A través de la eutonía es posible investigar los modos personales de “atender”, los modos singulares de concentrar la atención y también de bifurcarla, de descentrarla hacia otras zonas sin perder la atención sobre una zona elegida como foco.
La atención dirigida es una herramienta en la terapia eutónica: se aprende, se practica, se perfecciona, de igual modo que el tono. La eutonía habla del dominio del tono, algo que podemos hacer extensivo a la atención: El dominio de la atención.
¿Cómo se realiza este aprendizaje de la atención a través de la eutonía?
En principio, se cuenta con un Inventario. El Inventario en eutonía es una guía para el viaje corporal. ¿Cuál es la forma en la que el Inventario realiza este trabajo de ampliación de la conciencia y de ejercitación de la atención? Simplemente con consignas verbales. Utilizando la palabra: Orienten la atención hacia…; Dirijan la atención en dirección a…; Busquen contactar tal zona sin perder la atención en… Y así, a través de consignas que el alumno incorpora, se va produciendo el aprendizaje.
Uno de los secretos es ponerle palabra a esta acción de atender, jerarquizarla como acción. Prestar atención, orientar la atención, dirigir la atención, son acciones de tipo postural, aunque no se traduzcan en movimientos como caminar, sentarse, o los que requieren la práctica de algún deporte, por ejemplo.
Corre una anécdota: Una alumna de un curso de Gerda padecía un fuerte dolor de cabeza, que Gerda curó tocándole los pies alrededor de una hora. Seguramente muchos de los lectores de esta nota recordarán historias similares.
A través de un Inventario de eutonía, de los típicos inventarios que hacen que el alumno “recorra con la atención” cada una de las partes de su cuerpo, que observe los apoyos de su cuerpo, los toques con el suelo, que registre temperaturas, consistencias, el estado de las articulaciones, el sucederse de las sensaciones, puede producir que un dolor desaparezca. También es cierto que depende en gran parte de la intensidad del dolor, a veces éste actúa como un ruido y no deja a la persona concentrarse en otras partes del cuerpo, es decir descentrarse del dolor.
También respecto a la imaginación y a la expectación, otros conceptos que toma Freud cuando se refiere al dolor, la eutonía puede hacer su aporte. La eutonía intenta que la persona afine las diferencias entre la sensación que siente y la que piensa que siente, que distinga entre sentir el cuerpo y pensar el cuerpo, que no tenga una expectativa sobre lo que tiene que sentir, que aprenda a no esperar un resultado. En fin, temas que he tratado en otros artículos.
AGRUPARSE
Sólo unas líneas acerca del valor de agruparse para hacerle frente al dolor.
Existen en este momento varias agrupaciones de personas que padecen dolores provocados por pérdidas de familiares, por muertes violentas, por tener a sus hijos atrapados en las redes de la droga o de la prostitución. Personas a las que el dolor no las paraliza, las transforma en militantes, en activistas de los derechos humanos, generando caminos para la prevención, para que otras personas no padezcan lo que ellas. Nos sorprendemos de esa fuerza que demuestran. Lo hemos visto con las Madres de Plaza de Mayo, con las Abuelas que buscan a sus nietos, más recientemente con las Madres del Dolor, con los padres de Cromagnon, con los familiares de los muertos en la AMIA y tantos más.
Otros modos de “distraer” el dolor, aquí relacionado con niños enfermos y sus familiares lo realizan los Payamédicos, por ejemplo, un grupo que entretiene, que divierte, que hace reír a los chicos internados en grave estado en los hospitales pediátricos.