… El Otro es vivenciado como una cosa, objeto legítimo para ser devorado: “el esclavo, a quien se despoja de su condición humana porque parece satisfacer ese deseo tan intenso y profundo de ser el “amo”, tener al otro a su merced, sentirse el dueño absoluto de otro ser. Resulta impresionante encontrar en el diario Clarín, del 22 de abril de 1997, el siguiente aviso, que tiene el título de “MENORES PARA TORTURAR” y el subtítulo “OFERTA POR INTERNET” : y que comienza así: “En la Sala en lo Criminal de esta ciudad (Rosenheim, sur de Alemania) será juzgada una pareja de alemanes que utilizaba la red informática Internet para ofrecer niños destinados a la tortura e incluso al asesinato, a cambio de dinero. Los niños provenían de Europa del Este, de donde eran secuestrados. En su domicilio, la policía descubrió una cámara de torturas insonorizada. En su ofrecimiento, se agregaba que la muerte de la víctima no planteaba problemas. Todo lo que vemos cotidianamente de las mil formas de esclavizar y sojuzgar física y/o psíquicamente a otro ser humano pareciera demostrar que ése es el sentimiento que proporciona el mayor goce, que se da también en la posesión del objeto sexual, pero aquí acompañado no de amor, sino de odio. Freud dijo que el odio está antes que el amor. Estamos frente al Principio del Placer Puro, pero Sádico …
Del libro de Hernán Kesselman, “La Psicoterapia Operativa” (dos volúmenes) I. “Crónicas de un psicoargonauta” y II. “El Goce Estético en el de Curar.”, Editorial Lumen-Hvmanitas, Buenos Aires 1999.