La quietud, el silencio, la lentitud, el frío son las vías regias en el proceso de sensibilización corporal de la eutonía.
Por lo general, el eutonista comienza su clase invitando a sus alumnos a que adopten una postura cómoda, normalmente en el suelo, en decúbito dorsal y va creando, a través del Inventario, una disposición a aquietar, silenciar el cuerpo, como punto de partida del viaje.
En el camino de la quietud, y en posturas en las que no es necesaria la lucha antigravitatoria, se van produciendo distintos estados corporales y disposiciones para escucharlos.
Las personas, en el proceso de ir aquietándose, van afinando su sensibilidad y adquieren instrumentos para producir cambios tónicos y posturales.
La quietud lleva a transitar estados de gran relajación en los que, sin embargo la atención parece estar más despierta y coloreada por las tonalidades de lo que va aconteciendo. Los roces y el peso de la ropa, los toques del suelo, las formas, contornos, volúmenes, ritmos del cuerpo, van adquiriendo consistencia hasta hacerse audibles, visibles, al oído y al ojo sensibles a la propiocepción.
Así es posible ir descartando paulatinamente algunos restos de memoria sensorial, de presencia retroactiva de sensaciones, extemporánea, que hacen ruido en la comunicación corporal y dificultan el devenir otros cuerpos.
En este sentido, la eutonista intentará no sugerir, no inducir sensaciones, “lo que las personas deben sensoriar o sentir o registrar”, no adormecer, sino ayudar, a través de las consignas, a que las personas se mantengan en una actitud abierta para continuar interrogando a sus cuerpos.
Mientras las personas perciben la información que proviene de sus cuerpos, registran los matices de los toques, las sensibilidades diversas, los ritmos viscerales, los esfuerzos, quizás logren ir descubriendo y produciendo las transformaciones que su cuerpo necesita. Posiblemente esas calidades y matices perceptivos aparezcan con más nitidez y resalten no solo ciertos cambios, sino la posibilidad de que éstos ocurran.
Llevar los músculos al reposo, disponer el tono a la quietud, captar pequeñas sensaciones, silenciarse para dejar pasar lo imperceptible contribuye a generar un estado que puede considerarse de Resonancia Perceptiva.
El tiempo se va haciendo lento. Emerge un tiempo vivencial, que facilita otro tipo de percepciones. Los “navegantes” de la Eutonía experimentan, en lo temporal, sensaciones atípicas para los humanos, algo parecido a los que experimentan los navegantes espaciales cuando la gravedad no se ejerce sobre sus cuerpos. El trabajo de Eutonía, también es un trabajo en la “Eucronía” (concepto desarrollado en la literatura de ciencia-ficción).
El tiempo cronológico deja de ejercer su fuerza de atracción y permite la aparición de otros tiempos. Aiónico es el nombre que algunos filósofos (estudiosos del pensamiento de Deleuze) le dan a un tiempo diferente del tiempo cronológico (para los griegos Aión significa tiempo, eternidad, también médula espinal como centro de la vida). El cuadrante del reloj del tiempo cronológico se divide en bloques que marcan el paso del tiempo en horas, minutos y segundos, el cuadrante del reloj aiónico se divide en bloques que marcan los datos del espacio temporal en intensidades, temperaturas, estados de ánimo.
Enfriamiento / Cooling