El grupo en el discurso del CL. ¿ Represión, forclusión o vacío teórico?
“Ningún hombre soporta una aproximación demasiado íntima a los demás”. <<En un crudo día invernal, los puerco espines de una manada se apretaron unos contra otros para prestarse mutuo calor. Pero al hacerlo así se hirieron recíprocamente con sus púas y hubieron de separarse. Obligados de nuevo a juntarse por el frío, volvieron a pincharse y a distanciarse. Estas alternativas de aproximación y alejamiento duraron hasta que les fue dado hallar una distancia media en la que ambos males resultaban mitigados>> (Freud, 1921 a p.2583)
Quisiera hacer algunas reflexiones sobre la consideración del grupo dentro del discurso de los colectivos lacanianos, que a mi parecer no han sido cuestionados en lo esencial a pesar de la crisis ya dejada atrás.
Son pocos los trabajos referidos a grupos. Tal vez como señala Múgica, A. (1999) En su trabajo “Para Una lógica colectiva” Lacan a diferencia de Freud, “no hace ninguna descripción fenomenológica de los fenómenos de masas, ni hace referencia a grupos establecidos. Da la impresión de que considera que Freud ha realizado este trabajo, y centra su interés en poder demostrar lógicamente la posibilidad de existencia de un colectivo nuevo, afectado por el psicoanálisis, en el que se reserve “la determinación esencial subjetiva”, en el que tenga cabida el sujeto de la enunciación””.(p. 36). Esta parece ser la línea seguida en la orientación lacaniana. Si se considera al grupo, es para hablar de escuela, si no, no se plantea salvo sus efectos imaginarios.
Sin embargo los efectos de grupo sobre cada individuo están presentes y circulan continuamente:
– empezando por la acertada pregunta que hizo, (Sauval, M. 1998) en la primera parte de su intervención en la Red de Foros (El Fracaso de las instituciones psicoanalíticas). La pregunta, a mi entender fundamental, en aquel trabajo fue “la pregunta de difícil respuesta a la hora de abandonar una institución no es porqué se va uno, sino qué lo hizo estar hasta ese momento…”.
– y continuando con la pregunta que se planteó en este mismo espacio (en la reunión del espacio escuela del 16-10-99) al cuestionarse algunos de los que estuvieron en la AMP sobre lo incomprensible de la incondicional aceptación de las “directrices parisinas”.
Creemos que esto se puede entender como la puesta en palabras de algo que ha estado en la mente de muchos y que no conviene olvidar, si se quiere sacar alguna enseñanza de la experiencia.
Por otra parte han sido frecuentes también las referencias a “el grupo no existe”. Tal vez ocurre como con las meigas que “existir no existen pero haberlas hailas” como decía el campesino gallego.
Cuando se habla de fenómenos de grupo se los ha ubicado en la categoría de “affectio societatis” lo cual es considerarlos como resto, o de algo que no se puede o no conviene abordar, en relación con el acontecer cotidiano del trabajo o de los grupos de trabajo. Así por ejemplo en los cárteles y a propuesta de Lacan, según se dice, la solución a los efectos de grupo es la disolución más o menos rápida del cartel (dos años máximo).
Incluso la Escuela es un modo de evitar los fenómenos de grupo así, decía Nguyen en Paris (1999) que Lacan en Narcisismo de grupo (Scilicdet 1) y en Le non dupe errent propone a los analistas, para sustraerse a los efectos de grupo, apuntar más arriba hacia el objeto “a” y propone como tal objeto “a” la escuela.
Son cuestiones imaginarias, se ha solído decir, como si fueran de segunda o tercera categoría. Pero si las cuestiones imaginarias tienen la importancia que tienen en la relación humana y también en el análisis, porqué no ofrecerles rango semejante en la constitución de una colectividad ?.
En lo anecdótico, el término de “affectio societatis” no es un término utilizado por Lacan. Al parecer al elaborarse los estatutos de la Asociación Psicoanalítica de Sao Paulo, fue un abogado, encargado de redactar los documentos legales de la asociación, quien aclaró con este término a Miller sobre sus preocupaciones respecto a lo que suele acontecer en la relación entre personas, dentro de una asociación, a pesar de las reglas de juego o código que se instaure. Tal abogado explicaba que la preocupación sobre la que debatían, tenía un nombre, que por cierto era un término muy usado, para un problema muy viejo en lo que a la legalización de contratos entre individuos se refiere.
Es un término propio del derecho y que designa la causa de las interferencias y obstáculos (por cuestiones de orden afectivo o de relación interpersonal ) a los acuerdos tomados entre personas que pueden acabar echándolos por tierra. El derecho aconseja o exige el respeto al “affectio societatis” para que los afectos no cambien lo contratos. Lo cual según Miller indica precisamente que hay algo más allá de lo simbólico y de lo imaginario. de los acuerdos y pactos. (Miller, 1998, p550).
Recojamos primero, sin grandes pretensiones, algunos puntos en una perspectiva de la historia reciente de la colectividad:
De la otra, de la historia más lejana, da buena cuenta por ejemplo, Roudinesco en sus textos (1994, 1995). Es aquella historia que parte de la creación de la IPA por Freud, de la separación de Lacan, de su fundación, de la disolución, de la refundación y de las diversas excisiones que acaban configurando lo que de un modo simplista podemos clasificar como dos movimientos fundamentales:
– aquellos lacanianos que tratan de fundar una Escuela según Lacan,
– y los que no tienen este principio como algo fundamental: la nebulosa Lacaniana (al decir de aquellos).
1.- En un primer tiempo: Se va consolidando un trabajo en grupos locales coordinados entre sí y más o menos estructurados en relación a una jerarquía: alguien propone (y alguien acepta) los temas de debate, la organización de cárteles etc. Con el tiempo, a medida que se va estructurando el campo freudiano, según parece, las indicaciones pasan a ser directrices con lo que la estructura jerárquica se va consolidando y fortaleciendo. Va definiéndose la escuela.
2.- En un segundo tiempo: según se desprende de algunos de los escritos de la crisis, los que están a la cabeza de la jerarquía delegan en un miembro funciones de coordinación, gestión, extensión y dirección de la escuela. Pero esta delegación trasciende también al ámbito epistémico. De modo que progresivamente la jerarquía va personalizandose en un líder (heredero legal de la gestión de la obra lacaniana, no hay que olvidarlo) que dirige la gestión política y científica de la escuela. Así no hay artículo, trabajo, exposición de caso clínico que no vaya acompañado de alguna cita del líder. Lo que queremos cuestionar aquí no es tanto lo que haga el líder sino los mecanismos y efectos en los miembros del colectivo.
La cosa va derivando como todo el mundo sabe y por no repetir, hasta que en la dirección y gestión invade la clínica del pase, algo chirría y salta todo en pedazos. El Amo y su discurso invaden el Discurso Analítico con las consecuencias tantas veces comentadas.
3.- Un tercer tiempo: tiempo de duelo, marcado por las tomas de decisión, autocríticas y criticas al tiempo pasado a los líderes constituidos y derrocados.
4.- Un cuarto tiempo: tiempo de elaboración y avance: Se constituyen los foros. Y estos siguen un proceso semejante a toda agrupación humana. Vuelve a hacer frío y los erizos tienden a juntarse. La perspectiva de soledad y desolación del lugar del analista, y también el deseo, empujan hacia los demás.
El funcionamiento y la intención es inevitablemente heredero de lo anterior: en oposición a la autocracia, el funcionamiento comienza siendo asambleario y va consolidándose en democrático (es decir el gobierno de la mayoría). Se constituye primero una red y luego una asociación, es decir una estructura (social) que operativiza un deseo. Deseo dialectizado, discutido y consensuado.
Por tanto cualquier parecido con
1.- la constitución de una colectividad en torno a un líder que encarna al ideal, con poder (otorgado) de sugestión sobre el resto de los miembros (que luego deviene despótico y es aceptado como tal al principio y luego contestado),
2.- abusos del líder, y su posterior derrocamiento y desvalorización,
3.- pacto posterior entre la fratria (que implica la introyección de una ley que permite una estructura, no solo individual sino sobre todo colectiva):
no es mera coincidencia.
Freud afirma: “así como el hombre primitivo sobrevive virtualmente en cada individuo, también toda masa humana puede reconstruir la horda primitiva. Habremos pues de deducir que la psicología colectiva es la psicología humana más antigua” (Freud, 1921a, p.2596).
Pero hay un tiempo ausente, el que retorna en lo real: “los hijos de la horda luchan entre sí, tratando de erigirse en lideres, pero aquél que se aproxima ve alzarse contra él la misma hostilidad que contra el padre /…/hasta que todos se convencieron de que tenían que renunciar a la herencia del padre” (Freud, 1921ª, p.2604).
En el transcurso de la constitución del nuevo colectivo, aparecen las primeras conflictos diferencias y algunas escisiones que se repiten en foros de distintos lugares, conocidos por todos a través de la Red.
Ese tiempo es desestimado (pero sufrido) tal vez porque la preocupación fundamental en ese tiempo es la de no volver a lo anterior, la de evitar que se constituya una nueva autoridad despótica. Esta preocupación dificulta percatarse de la situación del momento, que apunta a las escisiones.
Si nos apoyamos en la física al movimiento centrípeto de aglutinación en torno a un líder, se le opone una fuerza centrífuga de dispersión. Y este tal vez, es el riesgo a tener en cuenta.
Este riesgo marca el otro polo del difícil equilibrio entre la dispersión y la asociación y que a nuestro entender es el efecto de constituirse cada uno en autoridad que no acepta ninguna otra y por tanto configura la disgregación.
Puede ser ilustrativo de esto mirar la historia del país. A la muerte del líder Uno, proliferó y se multiplicó lo que había estado prohibido: la libertad de opinión y de asociación.
Surgieron y resurgieron partidos y agrupaciones políticas a la búsqueda y reivindicación de una identidad (grupal) propia, arrebatada por la dictadura. Y sobre todo los conflictos entre grupos y disgregaciones en grupúsculos.
Posteriormente algunos se refundieron, otros desaparecieron hasta constituirse el abanico de agrupaciones políticas más estables y potentes.
En lo que al ámbito psicoanalítico se refiere, pensamos que no se trata de evitar o negar la diferenciación, sino la disgregación o la dispersión. Que desgasta y hace perder fuerzas y capacidades.
– Volviendo a “El grupo no existe”, al vez, pero los individuos que lo componen sufren sus efectos.
Freud en “Psicología de masas y análisis del yo” lo primero que formula es “La oposición entre psicología individual y psicología social o colectiva, que a primera vista puede parecernos muy profunda, pierde gran parte de su significación en cuanto la sometemos a más detenido examen /…/En la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado” (Freud, 1921ª, p2563)
En este trabajo responde a lo que postula Le Bon (1921) sobre los efectos del agrupamiento de los individuos en masa: fusión en un alma colectiva que anula sus particularidades y reduce su categoría personal e intelectual, ilusión de omnipotencia, abandono a la vida pulsional..
Revisa más adelante las ideas de MacDougall (1920) que distingue masa e institución dejando para la masa los efectos devastadores en el individuo y para la institución en cambio la eficacia y recuperación de las facultades y cualidades de los individuos, para toda la colectividad. De los postulados de ambos autores, Freud se centra en lo que ambos entienden como una de las causas de esta fusión en un alma colectiva y sus efectos en el individuo, a saber la sugestión.
Por esa vía, Freud elabora una teorización y compara los fenómenos grupales, o de los individuos en grupo a la hipnosis y a la transferencia, explicando la poderosa cohesión entre los individuos a la misma causa, es decir al Eros (transferencia, cuya definición por cierto aparece en la p. 2577 de este artículo). Eros que se bifurca dirigiéndose en una parte al resto de los miembros y por otra al líder (o las ideas abstractas. p. 2577). Una demostración de esto es el pánico a que da lugar el hecho de retornar a cada individuo, la libido dirigida al jefe y a los otros miembros, dejando en evidencia los peligros que anteriormente quedaban minimizados por la cohesión y no al revés (en el ejército p. ej.).
Frente a la tendencia a la asociación con los demás, explicada por Trotter por un instinto primario, el gregario, Freud descompone y explica el supuesto “instinto gregario” por la importancia de la existencia de líder.
Esta es la diferencia fundamental entre masa y la horda. En la horda, la identificación de los miembros entre sí y por igual (como efecto de represión de la rivalidad y la hostilidad), excepto uno al cual todos se identifican, el líder del que esperan ser amados por igual y sometidos por él.
Lo que fundamenta la cohesión entre los miembros de un grupo es por tanto la identificación del ideal con el líder y la identificación de los miembros entre sí en relación a ese líder.
Recuérdese que precisamente Freud utiliza este trabajo para describir fenómenos tales como: la identificación, el enamoramiento, la hipnosis y la transferencia .
En el individuo opera una división mediante la identificación con el Líder que es convertido por los miembros del grupo en el depositario del Yo Ideal. Lo que provoca como efecto, la obediencia a todo lo que el individuo convertido en líder dicta. Esto ya lo planteaba también Le Bon al hablar de la fascinación del líder cuyo prestigio dura lo que su éxito.
Desde una óptica de la psicología colectiva y continuando con la conexión hecha pro Freud, Anzieu, (que además de otra vinculación, en un tiempo fue discípulo de Lacan, hasta que tomo derroteros propios) hablando de lo Imaginario Grupal dice que el grupo es un sueño y que el ser humano se dirige al grupo al igual que lo hace al sueño, en la búsqueda de una realización imaginaria de un deseo, y fundamentalmente de un deseo prohibido (Anzieu, 1986 p.192).
Pero señala también criticando a la psicología social que en cuanto se juntan una serie de individuos, el grupo se ve atravesado por una fantasmática inconsciente sin cuya comprensión no pueden entenderse los fenómenos que acontecen a ese grupo. En este sentido la fantasmática grupal es la resultante de las fantasías inconscientes individuales proyectadas al grupo y entrelazadas.
Algo parecido plantea Bión (1942) cuando observa y teoriza sobre lo que acontece a las personas desde el momento en que se constituyen en grupo para realizar una tarea. Se encuentran con que deben gestionar las resistencias que surgen contra la realización de los objetivos propuestos porque se organizan en torno a una serie de “supuestos básicos” o fantasías grupales inconscientes que se oponen a la tarea del “grupo de trabajo”.
Por cierto que Lacan (1994) en “La psiquiatría inglesa y la guerra” admira el trabajo y el modo de hacer psicoanalítico de Bíon con los grupos: “Bíon parte de esta dificultad (la de tomar a los individuos uno por uno, dado el número, para atender sus dificultades y problemas) para franquear el Rubicón de una innovación metodológica. /../ Y es aquí (en la necesidad de la toma de conciencia de los individuos agrupados con los que trabajó) donde interviene el espíritu del psicoanalista que va a tratar la suma de los obstáculos que se oponen a la toma de conciencia como esta resistencia, o este desconocimiento sistemático, cuya maniobra aprendió de la cura de los individuos neuróticos. Sin embargo, aquí él va a tratarla a nivel del grupo” (p.15)
Si tomamos como tarea, o como deseo, aquello que se propone una asociación de psicoanalistas, una escuela: la de una asociación de analistas que se organice según el discurso analítico podemos plantar algunas de las dificultades consustanciales a su concepción:
a.- Si lo miramos desde un punto de vista de la formación teórica, nos encontramos o mejor confrontamos con un texto (el de Lacan) que provoca un continuo encuentro con la impotencia del no saber, es el texto que nunca se acaba de entender, o al menos no del todo, a pesar de sus múltiples lecturas.
Si miramos a la historia podría pensarse que esta circunstancia propicia una cierta alienación. Así se ha comentado reiteradas veces y “apres coup” al caer en la cuenta de lo útil (y peligroso) de la lectura elucidadora, del lector único .
La coherencia del texto con la doctrina, hace que la impotencia del lector sea algo intencionadamente presente, pero que empuja frecuentemente a hacer buscar al lector de Lacan, el confort de un SSS de la comprensión del texto.
b.- Si lo miramos desde el punto de vista de la práctica clínica:
El ser del analista que en el análisis, ha de “no saber”, o “no ser”, cuyo deseo es difícil de matematizar….En cuya definición como tal ha de soportar la incertidumbre y riesgos del “El analista no se autoriza más que de sí mismo…y de algunos otros”.
Y cuando se trata del colectivo, ha de asociarse pero no lo hace como analista. Es decir se asocia por ser analista pero en lo que no es analista. Paradoja compleja, es por tanto una asociación de analistas que surge de la necesidad de desarrollo y transmisión garantizada del análisis, de estar “a cubierto” del horror de la soledad y aislamiento de la práctica, pero que ha de asociarse con lo que de analista no es, (si se quiere evitar la locura institucionalizada).
Si pensamos en las dificultades inherentes a esta tarea, además de las dificultades propias de cualquier grupo humano, es un riesgo no considerar o ignorar los efectos de los fenómenos grupales. Al contrario, es lo que puede permitir hacer más soportable al grupo que “no existe”.
Volviendo a Nguyen en París y el recuerdo de la propuesta de Lacan a los analistas para sustraerse a los efectos de grupo, de apuntar a la escuela como objeto “a”, me pregunto si visto el recorrido, esto no es una forma de desestimar o de tratar de esquivar los efectos mencionados.
Los grupos humanos, los de la calle, funcionan en la medida que se organizan en torno a una estructura que vehiculiza un deseo pero se enfrentarán siempre con lo contrario llamémoslo affectio societatis, resistencias grupales, supuestos básicos o fantasmáticas grupales.
Remitiéndonos otra vez al texto de Múgica, Lacan dice “un colectivo nuevo afectado por el psicoanálisis, en el que se reserve la determinación esencial subjetiva, en el que tenga cabida el sujeto de la enunciación”.
Considerar los fenómenos de grupo, protegerse de ellos en lo posible por el saber y la palabra, valerse de los instrumentos que los grupos humanos utilizan: normativas, elecciones, votaciones, permutaciones etc., aunque puede que remita al discurso del amo no pienso que vaya contra el propósito de Lacan de una lógica colectiva nueva.
Donostia 15-1-2000
País Vasco
Citas bibliográficas:
Anzieu, D. (1986). El Grupo y el Inconsciente. Lo imaginario grupal . Madrid: Biblioteca Nueva.
Bion, W. R. (1985). Experiencias en Grupos . Barcelona: Paidós. (Original de 1942).
Freud, S. (1921a). Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas (pp. 2563-2610). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972.
Lacan, J. (1994). La psiquiatría inglesa y la guerra. Uno por Uno, (40), 14,17.
Le Bon, G. (1921). Psicología de las multitudes . París: Félix Alcan.
MacDougall,. (1920). The group mind . Cambridge:
Miller, J. A. (1998). Sobre el Affectio Societatis. En J. A. Miller (Eds.), Elucidación de Lacan Barcelona: Paidós.
Múgica, A. (1999). Para una lógica colectiva., Link. Boletín de los Foros Psicoanlíticos de España (2), 36,38.
Nguyen, A. (1999). Narcissisme et communauté: passe et impasse. International des Forums du Champ Lacanien , L’école de psychanalyse,. Paris: Congreso.
Roudinesco, E. (1994) Batalla de los cien años. Historia del Psicoanálisis en Francia.
Roudinesco, E. (1995) Jacques Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Barcelona: Anagrama.
Sauval, M. (1998) El Fracaso de las instituciones psicoanalíticas, Red Foros, Internet.