El Inventario en la eutonía es un recurso metodológico utilizado por el profesional con la intención de orientar al paciente o al alumno, de una manera ordenada, hacia la observación y autoobservación de su conducta corporal.
Es un recurso que “propone” una organización corporal, una manera (entre otras posibles) de desglosar la simultaneidad de lo vivencial, de ordenar las percepciones, las regiones del cuerpo.
En el Inventario el orden propuesto es dinámico, situacional y adaptado a las necesidades de una clase. Un instrumento para recorrer, curiosear, verificar qué del mapa aparece en el territorio personal y cartografiar lo que va surgiendo. Un buen Inventario ofrece a la observación del viajero maneras de hilvanar, de enhebrar espacios y tiempos, repertorios de lugares, de calidades de tejidos, de direcciones óseas de ejes y planos, de conexiones. Se presenta como una invitación al viaje, como orientaciones para la búsqueda, como brújulas para penetrar la oscuridad. Los ritmos lentos del Inventario van sorteando los ritmos cotidianos e internan al viajero en ritmos más cercanos a los sueños que a las vigilias.
El Inventario sería así un recurso privilegiado en la producción de corporeidad, y no sólo un instrumento para conocer el cuerpo.
Los Inventarios se organizan en direcciones del cuerpo dadas por una especie de lógica anatómica y una coherencia con los principios que rigen la Eutonía (centro/periferia, abajo/arriba, derecha/izquierda, hueso/piel, o a la inversa, según las necesidades de lo que se intenta explorar en esa clase.
Los tiempos en los que transcurre el Inventario son lentos, pausados, con ritmo regular, dando la oportunidad a que la palabra o la frase se encarnen, es decir, puedan demorarse y permitir las resonancias de los espacios que se van recorriendo.
Lo que hace que el Inventario no sea un catálogo y que el eutonista no se transforme en un mero funcionario u oficinista de zonas del cuerpo, es la sensibilidad para construirlos: el Arte para Inventariar. Así como los cuentistas de plaza generan ilusión y sostienen la atención en la audiencia con sus relatos, así los eutonistas serán cuentistas, narradores, ilusionistas o encantadores de serpientes y el Inventario, la llave para convertirlos en artífices de una poética del cuerpo.
A través del Inventario, el eutonista fabrica un Ritornelo, con la musicalidad de su voz, con el canto de su narración, con sus silencios y de este modo hace surgir un esbozo de organización del caos primordial, que invita al viajero del cuerpo a abandonarse sin miedo en las olas de sus fluidos internos.
En el desarrollo del Inventario se genera entre el eutonista y los alumnos una atmósfera propicia a la producción de corporeidades múltiples, se liberan estados corporales en la lógica de sensaciones, de la propiocepciones, que, quizás, fuera de ese contexto se tornarían difíciles de comprender.
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