Desestresar es la tarea
Parto de la observación de un fenómeno que registro en mí, en mis alumnas, amigos, profesionales del campo de la salud. En la consulta de un terapeuta corporal se presentan con frecuencia personas que dicen sentirse estresadas. Tal vez estas personas sean enviadas por sus médicos, psicólogos y otros profesionales, que al no localizar enfermedades que justifiquen algunas dolencias, consideran que el trabajo corporal podría ofrecer un camino para investigar tales padecimientos. Un camino para desviarlos hacia otras áreas. Así, los trabajadores corporales nos hemos ido transformando en el imaginario colectivo -tanto de profesionales como de la población creyente- en los desestresadores por excelencia. Estrés, en la jerga del ciudadano de a pie, es sinónimo de cansancio, de agotamiento. Sin embargo, no se trata de cualquier cansancio, sino de uno especial. Un cansancio que ha borrado en la mente y en el cuerpo el camino para reencontrarse con la confianza en el cuerpo.
Algo sobre el estrés
Hans Selye (1907-1982), médico vienés que publicó en 1950 “Stress, un estudio sobre la ansiedad”, difundió el fenómeno que se conoce como Síndrome General de Adaptación (SGA). Selye descubrió que sus pacientes padecían trastornos físicos que no estaban asociados directamente con sus enfermedades. Las investigaciones de Selye -no voy a describirlas aquí-, han desencadenado abusos de diagnóstico y de autodiagnóstico, que se convirtieron no pocas veces en una pantalla detrás de la que se ocultaban fenómenos heterogéneos.
Es sabido que hay un estrés positivo, eustrés, cuando el vínculo entre el entorno y nuestro organismo es flexible, cuando las respuestas son adaptadas creativamente a las situaciones y el desequilibrio que generan los sucesos estresantes es momentáneo, permitiendo un pronto reestablecimiento del equilibrio.
En cambio, lo que se conoce como distrés, estrés negativo, supone respuestas estereotipadas, rígidas, excesos de esfuerzo en las conductas frente a los estresores, acompañándose éstas, por lo general, de desórdenes fisiológicos, de una labilidad emocional y física que puede ocasionar enfermedades graves.
Los estresores son variados y hay algunos que afectan más a unas personas que a otras según las singularidades. Las estadísticas dicen que las tres primeras causas del distrés son: muerte de familiares, mudanzas y separaciones. Se considera al exceso de eustrés como una de las causas del distrés. Un ejemplo es el infarto de quien tuvo un golpe de suerte.
La Fobia al Estrés como estresor
Cedric Sympson, médico australiano contemporáneo de Selye, investigó el fenómeno que llamó: Síndrome de Fobia al Estrés (FSS). Él advertía del riesgo de asociar el estrés de modo esquemático, rígido, con algunas causas y síntomas de enfermedades y las consecuencias que esto podría tener para la salud.
Cualquier trabajador corporal corroboraría este modo de pensar. Las personas que nos consultan por lo general vienen con causas y efectos atados a sus propios diagnósticos, a sus propias novelas corporales. Todo tipo de “itis” –tendinitis, gastritis, rinitis, miocarditis, etcétera-, puede ser provocado por el distrés. Tengo tal dolencia por la vida que llevo, porque no descanso bien, duermo poco, porque no tomé vacaciones. También otras razones curiosas: Conductas que siempre fueron consideradas solidarias se transformaron en peligrosas. Se oye decir: Estoy así porque me preocupo demasiado por mi familia, porque tengo muchas demandas en el trabajo, porque soy demasiado sensible.
Con la difusión del concepto de Estrés Laboral –Burn Out-, y el anuncio de sus consecuencias, en particular en el desencadenamiento de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras patologías que se detectan en gente joven, se observa en profesionales, no sólo del campo de la salud y de la educación, sino también entre empresarios, lo que podría reconocerse como una fobia a enfermar por estrés (FSS).
Profecía auto-cumplida
Se suele hablar de profecía auto-cumplida, como desencadenante de la enfermedad física o psíquica. Este concepto apuntala la idea de que el miedo al estrés, actúa proféticamente. Un profeta interior nos anuncia los males que nos esperan si hacemos tales cosas, pero también, y aquí a veces hay una trampa que el “Mercado de Ofertas Saludables” aprovecha, si no hacemos tales otras. Y un profeta sabe. No hay razonamiento que valga frente a quien tiene un saber sobrenatural. El pensamiento mágico funciona aún sin que lo reparemos.
Hipocondría –desconfianza orientada al propio cuerpo-, y Fobia a la enfermedad –desconfianza orientada hacia los que deben cuidar el propio cuerpo- son dos expresiones de la enfermedad de la desconfianza. Ambos comportamientos, además de padecimientos personales, conductas sociales propias de nuestro mundo actual, que deben ser enfocadas como epifenómenos de la Fobia al Estrés, uno de los inductores del estrés contemporáneo.
Hindamoi
En el libro Espacios y Creatividad, que en estos días se está reeditando, mi marido el doctor Hernán Kesselman comenta sobre el hecho de que los gitanos diferencian dos tipos de miedos: hindoi, miedo concreto, definido, por ejemplo a un ladrón que amenaza, a un fenómeno atmosférico que arruina una cosecha, a un padre golpeador; y hindama, miedo a un peligro inespecífico, desconocido, que se ignora desde donde viene, irracional, fantástico, presagios.
Hoy por hoy estas dos formas del miedo vienen mezcladas, lo llamaría hindamoi. Hay peligros y modos de proclamar peligros, que provocan miedos que tal vez no sean irracionales. El Sida, la gripe aviar, los cambios climáticos, la leucemia por emanaciones tóxicas, la alimentación alterada por los pesticidas, por las hormonas, los juguetes perniciosos, la capa de ozono y el cáncer de piel, los anuncios sobre el agotamiento de las reservas de energía, del agua, hacen temer el final de la vida en el planeta. Temor que se asienta en la impotencia del hombre para luchar por la defensa de la vida frente a intereses poderosos, ubicuos, imponderables, amenazantes siempre. Temas a trabajar con un enfoque biopolítico.
Los cobayos están de fiesta
Ya no es necesario que les quiten la hipófisis a los cobayos, experimenten sus conductas con diferentes drogas, les construyan laberintos complicados para descubrir cómo reaccionan ante determinados obstáculos. Ahora los experimentos se realizan directamente sobre los humanos. Así son más fidedignos y sobre todo más económicos.
Foucault: control por represión y control por estimulación
Son conocidos los desarrollos de Foucault sobre el Poder, en particular sobre el concepto del Panóptico, un tipo de Control-Represión relacionado con una arquitectura de la vigilancia que permite que una sola persona, sin ser vista, controle a toda una población (cárcel, escuela, manicomio).
Foucault también reflexiona sobre otras formas de Poder relacionadas con lo que denomina Control-Estimulación. Este concepto lo desarrolla en varios de sus últimos libros. En uno de ellos, Microfísica del Poder aborda la idea del Poder en la vida cotidiana, en la familia, en los medios de comunicación. Formas sutiles de poder que ya no necesitan la presencia de un Estado represor. Transcribo algunos fragmentos:
Como siempre en las relaciones de poder se encuentra uno ante fenómenos complejos que no obedecen a la forma hegeliana de dialéctica. El dominio, la conciencia de su cuerpo no han podido ser adquiridos más que por el efecto de la ocupación del cuerpo por el poder. …El poder se ha introducido en el cuerpo, se encuentra expuesto en el cuerpo mismo….De hecho la impresión de que el poder se tambalea es falsa porque puede operar un repliegue, desplazarse, investirse en otra parte… El cuerpo se ha convertido en el centro de una lucha entre los niños y los padres, entre el niño y las instancias de control. La sublevación del cuerpo sexual es el contraefecto de esta avanzada. ¿Cómo responde el poder? Por medio de una explotación económica (y quizás ideológica)de la erotización: desde los productos del bronceado hasta las películas porno. En respuesta a la sublevación del cuerpo, encontrais una nueva inversión que no se encuentra ya bajo la forma de Control-Represión, sino bajo la de Control-Estimulación: Ponte desnudo pero se delgado, hermoso, bronceado.
Veamos algunos ejemplos simples que muestran cómo el Poder se introduce en nuestros modos de pensar, de sentir, de hacer. Si la persona supone que ser demasiado sensible le provoca estrés, la enferma, su conducta será relativa a esta creencia y pondrá toda su energía al servicio de la insensibilidad. Si la persona cree que las demandas familiares la están estresando, buscará desesperadamente no involucrarse. Si la persona culpabiliza al trabajo, toda su energía se orientará a frenar las demandas que provengan de ello. Tal vez crea que la solución sea cambiar de trabajo y hasta de profesión, y para desestresarse correrá tras los paraísos artificiales que le proponga el Mercado. El imaginario desarrollado a partir del estrés, sus causas y sus efectos en la vida y en la muerte de las personas, es aprovechado por el Mercado -la industria farmacéutica, las dietéticas, las compañías de turismo, ofertas variadas de consumo- que no sólo es la fábrica de la mayoría de los estresores, sino también de sus antídotos. Para el estrés no hay nada mejor que un Spa, un crucero, alucinógenos, alcohol, deportes. Hay para todos los gustos, y esperar que llegue el lunes para descansar.
Claro, hacer eutonía, esto ni se discute…
Escapar, fugar y líneas de fuga
Hay un concepto del filósofo Gilles Deleuze que conviene recordar ahora. En varios de sus libros, él diferencia escapar, de fugar, de huir. Nos habla de encontrar las líneas de fuga que permitan abrir agujeros dentro del agujero negro, horadar la pared del Muro que nos impide ver el horizonte. Reinvertar el horizonte. El humor, generar bolsones de libertad en la prisión y dentro de situaciones asfixiantes en la vida cotidiana, huir de las ofertas que nos invitan a escapar de la vida, son algunas de estas líneas de fuga. En las palabras del filósofo:
“Huir no es exactamente viajar, ni tan siquiera moverse. Primero porque hay viajes a la francesa, demasiado históricos y culturales, donde uno transporta su Yo. Segundo, porque las fugas pueden hacerse sobre el terreno en un viaje inmóvil. …El gran error, el único error, sería creer que una línea de fuga consiste en huir de la vida, evadirse en lo imaginario o en el arte. Al contrario. Huir es producir lo real, crear vida.”