Para la Historia de Convergencia, carta de Hernán Kesselman en respuesta a un cuestionario elaborado pr Juan Campos para los “Convergentes” en Psicoanálisis

Querido Juan (y Convergentes)
Sobre los Pirineos (¿España? ¿Francia?)
29 de Septiembre de 1982

Estoy en el aire. En un avión que me trae de París a Madrid. Ya terminé mi viaje de “colonizador al revés” que me lleva cada 40 días a Francia, para enseñar lo que en España me cuesta mucho trabajo y a duras penas puedo desarrollar. Así es la Vida.
Pero, para la gente de París, vengo de afuera. Y eso me permite -de vez en cuando- darme el lujo de ser invitado a “impartir mi saber” entre los franceses y latinoamericanos que, me quieren y cuyos analistas y profesores no ven en mí ningún peligro, siempre y cuando “vaya a París de vez en cuando”, pero que no ejerza allí. (cualquier parecido con España es mera coincidencia). No saco mucho dinero, pero me encanta. Soy uno de los poco hispanoargentinos que va a París regularmente a enseñar (¡¿?) y que en vez de hacer “cola” para aprender y pagar, enseño y cobro. Además, en el fondo es mentira: aprendo mucho y gasto más de lo que gano. Revanchitas que uno se da con la vida, cuando puede. Además, me voy de Madrid un poco, lo cual me da (y a Susy también) bastante aire y cuando vuelvo, generalmente la primera semana mezclo, de vez en cuando, alguna palabra en francés, junto a mi castellano-.argentino lo que suele “elevar” mi cotización en Madrid y provoca las iras de mi profesor de inglés.
Sé que mi carta “circulatoria” no te llegará antes del 30 de Septiembre. pero tengo mi Superyo tranquilo: le dejé a Eduardo Colombo 13 páginas sobre nuestro grupo de “convergencia”, y la propuesta de que él pudiera ser “el hombre de la frontera”.

Su mujer, que me atendió por teléfono, me dijo que el 12, 13 y 14 de Noviembre (nuestra próxima reunión) él estará en Milán.
Por eso le mandé una larga carta sobre nuestro proyecto “en el caldero”. Veremos qué nos contesta. Mimi Langer (“mi mamá”) no podrá estar para esa fecha (ya que pasa por Madrid desde el 11 al 18 de Octubre). Pero si Colombo no puede, ya te dije, Juan, que le vayas avisando a Napolitani como posible reemplazo (después de todo Italia ganó el campeonato mundial de fútbol).
Tu carta, Juan, me pareció un modelo de “pertenencia y responsabilidad”. Por eso, por si la “fiaca” (diosa del “hacer nada activamente”) me agarraba, me apresuro a escribirte (os) la “libre asociación de ideas”, luego de la que -para mí- fue la mejor reunión que hemos tenido de convergencia hasta ahora, respondiendo al primer punto de lo que concretamente esperas de nosotros.
Paso a tu segunda pregunta: ¿cuánto tiempo le vamos a dedicar a convergencia? Respuesta: No sé. Sólo sé que me encuentro a cada momento pensando en nuestro grupo y que tengo muchas, muchas actividades que me gustan. En todo caso te respondo con un propósito: desechar actividades divergentes con nuestro proyecto y sumar y asumir -dentro de lo posible- actividades convergentes con nuestro proyecto. En mi caso, la evaluación de producir “convergentemente” se va dando a medida que actúo y que me muevo. Y hasta ahora, creo que va más o menos bien (pero no del todo).

De tu síntesis de Alicante, lamento no poder incluir nada que pueda mejorarla. Es completa. Nos representa, creo.
Te recuerdo que tú me invitaste a “inventar” el caldero y yo te jugué el rol de interlocutor entusiasmado. Nada más y nada menos.
Sólo decirte que la paradoja de Víctor Hugo (3 con respecto al rey escocés y su método infalible para detectar brujas me sugirió dos movimientos: uno racional, rechazarlo por disparatado y otro irracional (pero atendible) y es que, de alguna manera, habremos de seguirlo al pie de la letra en nuestras “caldeiradas” . Esto me encanta, porque, como buen libriano me ilusiona combinar lo lógico con lo disparatado. Allá vamos.
Totalmente de acuerdo: hay que cambiar el caldero donde se cuece el analista y reemplazar la metapsicología por la Psicología de la audacia, del sacrilegio, del anticonformismo. Por eso acepto tu receta, mezcla de Víctor Hugo y Paul Bocuse que te convierte en el gran “cocinero chef” del psicoanálisis.

En efecto, creo en lo puntual y procesual de nuestro crecimiento. Sólo propongo agregar al punto 3.2 de tu carta, grupos experienciales de “escenas deseadas”, junto a “las temidas” (¿podría ser de otra manera?) en honor a lo que me dicta mi experiencia en Madrid, París y mis conversaciones con la gente que conoce el pensamiento Lacaniano.

En cuanto al punto 3.3 (página 10 de tu carta) creo que tengo comentarios para hacer. En primer lugar, he conversado con gente (Madrid, Badajoz, Jaen, Málaga) para quienes Convergencia es un “grupo fantasma” a punto de convertirse en una conspiración judeo-masónica-catalana-marxista-peronista de élite internacional. Yo diría la P-3 (por no decir la P-2 que huele mal). Te envío copias de los curriculums de gente de Badajoz para ver qué hacemos. Porque tengo la impresión que mientras nos hervimos en el caldero, hay gente española (y buena gente) que piensa que somos una nueva “maffia” que se reunirá en cuatro “saunas” a arreglar sus destinos. Eso no me gusta y creo que debemos darle solución sin abandonar nuestra idea del año de “’caldero” entre nosotros. Quizás estimularlos para que envíen sus propias ideas y formas de inclusión. Pero alguna fórmula de inclusión. En este punto yo no quiero que la pertenencia a Convergencia se solucione ni por el pago de cuotas mensuales, ni por rituales sádicos de iniciación por los que ya hemos pasado aquellos en nuestra propia carne.

Pero debemos solucionar un conflicto que está entre dos necesidades nuestras: funcionar como grupo hasta “ser un grupo” que pueda emitir un documento y tenga algo que decir y por otra parte permitirle a la gente que accidentalmente no tuvo la oportunidad de estar con nosotros hasta ahora, comenzar un camino que pueda, dentro de poco, entroncar con el nuestro, si ése es su deseo. Creo que tú propones dos formas en la página 11 de tu carta. Quizás haya otras. Ej: un encuentro “informal” en Madrid, donde la gente se pueda informar, sin ocultamientos de lo que estamos haciendo y de lo que ellos podrían sugerirnos o hacer ellos mismos.
Quizás esto sea muy importante para mí porque estoy en Madrid, que es el centro de las demandas y ofertas (y tensiones consiguientes) con respecto a la formación, la pertenencia, la referencia, etc. Aquí es donde pido ayuda. Y creo, en ese sentido represento la voz de muchos colegas que residimos en la capital del “centralismo democrático”. Otra idea. Advertí que en la hoja de mi curriculum (que he perdido) no detallé mis años de analizado. Y es un síntoma. Por varias razones.

Como sabes, yo me analicé 2 años en terapia analítica de grupo en Buenos Aires con León Grinberg (l959-1961) porque en aquella época no era posible (por suerte) sostener dos análisis: el individual y el de grupo. Luego me analicé con Marie Langer (análisis didáctico) durante doce años . Primeramente, hasta el final de mi carrera en la Asociación Psicoanalítica Argentina. Dejé un tiempo, para dedicarme al psicodrama y las técnicas de acción y 1as psicoterapias Breves (supervisadas por Bleger y Malan) que culminaron en mi libro del mismo nombre.
Pero sentí necesidad de reanalizarme dos años más con Marie Langer ya que comenzaba a utilizar técnicas acción en psicoterapia psicoanalítica individual y grupal.
Parece que esos 12 años no completaron mis necesidades, porque seguimos (con Armando Bauleo, Emilio Rodrigué, Tato Pavlovsky y Luis Frydlewsky) en un grupo de autogestión en “La Casona” de Belgrano. Continué la autogestión en Madrid con Tato (la amistad puede tener niveles terapéuticos) y todo esto lo nombraría como parte de “mi caldero” (junto con “la Housina” de Copenhagen, las charlatas con Edgardo y Alba en Madrid -“Escenas Temidas y Didáctico Grupal) y las “noches tangueras” en Alicante). A esto le agregaría “nuestras charlatas” (5 en Madrid o Gerona o Barcelona, 1as reuniones con Norma, Graciela y Guillermo en Madrid, los contactos y esperanzas terapéuticas que tengo con Malcom Pines (¿por qué no? ¿acaso todavía no puedo cambiar algo, en contacto con algunos buenos co-pensores?). Otra idea: ¿qué se hace con gente como Pepe Navarro -noble por donde lo quieras- que se analizó con Tato y conmigo, trabaja en teorías de los sistemas (Palo Alto) y no sabe qué papel podría jugar en nuestro grupo?

Otra: ¿cómo hacer para agruparnos con los beneficios de la heterogeneidad y diferencias de formación cuando en realidad, al mismo tiempo, yo necesito asociarme con “pares” sin disimular las diferencias de momentos existenciales, años de experiencia, curriculums, etc.?
En una palabra: ¿cómo no ser hijos de puta y elitarios por una parte y gilipollas, depresivos que disimulan las diferencias de formación entre nosotros? That is the question !
Otra idea: el informe de Alberto Espina me recordó la necesidad imprescindible de escribir un reglamento fundacional que impida confundir anarquía con flexibilidad y organización justa con pirámide de autoritarismo. Lo mismo diría de Quipú, aún cuando su participación inmediata en el “caldero” la veo más distante de nuestros intereses.
En Alberto, aplaudo además, su idea de una “Jornada Convergente sobre Psicosis” y señalo que él, a pesar de estar haciendo su carrera en la Internacional, contribuye, y mucho, a Convergencia.
Otra idea: la renuncia de Jesús me parece un signo a tener en cuenta y que yo sintetizaría en dos palabras: él está en “otro rollo”, no lo compliquemos con nuestros proyectos. Es decir: hay muchos, que podrán ser “convergentes” en un futuro no lejano. Por lo tanto: cada uno debe, como dijiste, hacer una evaluación de si le merece la pena, meterse en este caldero actual o esperar para más adelante, cuando las cosas estén más claras.
Lo de Guillermo (quizás no puedo ser objetivo ya que somos muy cercanos) me parece fenomenal en cuanto a su vocación artística (psicodrama y niños) que tanta falta le hace a un grupo como el que pretendemos.
Otra: un aplauso para Oscar. El solito nos mostró cómo se pueden combinar un clima de amistad y distensión con la rigurosidad y la preparación responsable de una jornada como la de Alicante. Recomiendo la lectura de sus artículos. Creo que hay al1í un pensamiento respetuoso y propio, convergente y divergente, digno de trabajar.
Otra idea: el trabajo de Agustín y Alba (al igua1 que el de los suecos) lo hemos discutido en Barcelona.
Pero recuerdo el afán que ellos tienen en contrastar epistemologías convergentes y divergentes. En seguir estudiando Epistemología (ver Saúl Karsz). En resaltar su interés por lo gremial (charlas personales que hemos tenido). En su preocupación (que me toca) por la gente que comienza. En esa fase de Agustín en que quizás lo bueno no sea ser lacaniano o kleiniano sino que quizás haya buenos y malos psicoanalistas. Y finalmente (porque es tarde y mañana debo trabajar tempranito) recordarte dos cosas, Juan (y amigos convergentes):

1) que el deseo de conocer (antes de rechazar crítica e ignorantemente) es la consecuencia de que las Instituciones por las que hemos pasado, no nos hayan facilitado otro conocimiento que el de su propia religión.

a) El camino de convergencia se ha hecho, casi siempre, casi accidentalmente.
Una vez descubierto, queda abierta la cuestión: ¿vale la pena realizar esfuerzos para desarrollarlo y difundirlo? o es una utopía (además de ser una herejía) falta de sentido común, comercial y práctico?
b) Esta “clausura” dentro de cada escuela psicoanalítica (justificada siempre por múltiples “razones prácticas” y por racionalizaciones) llevó insensiblemente a una especie “chauvinismo” por el cual se protesta contra cualquier injerencia extraña, acusándola de colonialismo cultural, pero que, a su vez, no ha perdido ni un segundo de tiempo en “enrolar” (por las buenas o por las malas) más profesionales a “la propia causa”, conviertiéndose, cada corriente a su vez, en una tendencia del imperialismo cultural. Para terminar Juan, breves comentarios sobre tu trabajo “Entrenamiento para la Resistencia, aprendizaje para no cambiar: el mayor desencanto de Freud con el análisis”.
En primer lugar, la cita de Freud me gustaría como punto de partida para rediscutir en Convergencia. Es básica. Y estoy totalmente de acuerdo. Fue nuestra inspiración en Roma del ’68 para crear Plataforma.
Tu abandono en la Escuela de Medicina me recuerda el gran salto que dio Pichón Rivière en la Argentina, al igual que la necesidad de desaprender de lo académico (que él llamó “enseñaje”).
En la página 3 de tu trabajo, en cuanto a la pregunta desafío de Foulkes yo diría: nosotros, los psicoanalistas de hoy podemos y debemos ser los mayores y mejores críticos del psicoanálisis. Ya no puede seguir todo como en 1912. ¡Por favor! “Si Freud viviera, sería heterodoxo”. Replantearlo tanto para el grupal, como para el análisis individual. Nuestros histriónicos silencios y nuestros “misterios” de “posseurs” innecesarios.
En la página 4, yo agregaría que hay que definir cómo y por qué cura un grupo. En cuanto a la transferencia yo creo (con Pichón) que se resuelve, pero que no se disuelve jamás.
En la página 5 nos das ideas para seguir discutiendo entre nosotros, por ej.: calificar a alguien no es lo mismo, no significa lo mismo, que estar calificado.
Y esto debemos discutirlo con respecto a nuestros antecesores, a nosotros mismos como grupo de Convergencia y a quienes se adhieran a nuestro programa futuro!
En cuanto a estar calificado para ser psicoanalistas yo aportaría un cuestionamiento sacrílego: ¿cómo resolver el conflicto que por una parte, cada uno de nosotros ama esta profesión (hasta sería psicoanalista en la próxima reencarnación) y por otra parte muchos nos planteamos “dejar esta puta mierda de profesión y de medio ambiente” que es mejor dedicarse a veces a escribir poemas y cantar tangos (¿qué tal Edgardo?) ser músico, fontanero, actor de teatro o jugador de fútbol y afines?
En la página 6, concuerdo con la cita y agrego: en Psicoanálisis, los que nos saben trabajar con pacientes difíciles (pacientes de verdad) y los que saben más, enseñan y cobran bastante por ello. Y habría mucho más, pero lo dejo para nuestra reunión de noviembre.

Un abrazo,

Hernán

Para la Historia de Convergencia, carta de Hernán Kesselman en respuesta a un cuestionario elaborado pr Juan Campos para los “Convergentes” en Psicoanálisis
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