Jugando dolorosamente con los recuerdos, recreamos la vida.
Salomón Resnik , en torno a la memoria enuncia varios conceptos afines. Recordar es el modo de evocar sentimientos, re-cordor, nuevamente con corazón. El recuerdo se diferencia de la reminiscencia de Aristóteles, porque ésta es evocación esporádica y menos cálida, evocación a través de la razón. El recuerdo es mímesis recreadora y viva y la catarsis, no sólo es un modo de liberación, sino un modo de recrear, de recordar. Recrear es el juego de la memoria que siente. Jugamos con los recuerdos para expresar lo que sentimos, para poder expresar y sentir la nostalgia. Nostalgia es retorno. Ulises habla del nostos cuando piensa en Itaca y del algia cuando siente el dolor de la ausencia. A través del sufrimiento el algia toma contacto con el objeto distante y deseado. Jugando dolorosamente con los recuerdos, recreamos la vida y volvemos a sentir el placer de vivir. La amnesia ocupa el lugar del recuerdo. Por eso debemos caminar, ya que vivir es un errar aprendiendo, un errar aceptando el paso del tiempo, es decir vertebrando la aventura, ligando en el transitar la ausencia con el presente, la pausa con el logos.
La memoria y la metáfora.
Con ese modo de hilar el concepto, inicio una caminata sobre el tema de la memoria. Y llego a Gilles Deleuze que en su estudio sobre Proust, recorre las distintas memorias sobre las que el escritor discurre y despliega sus escritos. Desde un tiempo perdido a un tiempo recobrado, Proust va por los laberintos de la memoria involuntaria, a la que diferencia de la memoria voluntaria. La memoria se apoya en el principio de semejanza entre dos sensaciones, entre dos momentos, uno actual que atrae con su similitud a uno lejano. La identidad de las sensaciones remite a algo diferente: el sabor de la magdalena envuelve a Combray. En tanto permanezcamos en la memoria voluntaria, dice Deleuze, Combray permanece exterior a la magdalena, como el contexto separable de la antigua sensación. Lo propio de la memoria involuntaria es que interioriza el contexto y lo hace inseparable de la sensación presente. Lo esencial en la memoria involuntaria tampoco es esa semejanza, ni esa identidad que serían sus condiciones. Lo esencial es una diferencia interiorizada que se ha hecho inmanente. “En este sentido la reminiscencia es la análoga al arte y la memoria involuntaria, análoga a una metáfora, pues toma dos objetos diferentes (la magdalena con su sabor, Combray con sus cualidades de color y temperatura) y los envuelve uno en el otro, convirtiendo su relación en algo interior.”
Sobre el término amnistía.
Giorgio Agamben se remonta al origen de la palabra amnistía. En el año 403 a. C., tras derrocar a la oligarquía de Los Treinta, el partido democrático vencedor se comprometió a dejar de lado todo resentimiento hacia los adversarios (me mnesikakein: no acordarse del mal cometido, en griego). Se había producido una Guerra Civil y debía seguir un momento de “no-memoria” (amnistía) para que existiera una reconciliación. Los atenienses no olvidaron el pasado pero suspendieron sus malos recuerdos y dejaron de lado el resentimiento. No se trataba de memoria y olvido, sino de saber los momentos de su aplicación.
Un paseo por la literatura de Memorias sobre el Holocausto, la Guerra Civil en España, las Dictaduras Militares en Argentina y Uruguay.
Citaré algunos ejemplos de libros que escriben sobre la memoria y el recordar. Escritura de protagonistas, de testigos, donde el jugar doloroso con los recuerdos recrea la vida y la literatura. Me refiero a libros en primera persona (y no sólo porque estén escritos en primera persona), donde el memorioso, mediante el arma de su escritura, expone su propio cuerpo al agujero negro de los recuerdos, más en la recreación de una realidad que en la conquista de una verdad.
Quien ha vivido una experiencia límite hace del recordar un lugar de resistencia y de la amnesia, un testigo de las afectaciones de la memoria, de la memoria que siente. El camino de los trabajadores de la memoria es como el camino de las rederas que tejen con sus redes: la espera del marino ausente no es solo espera, sino también un recorrer juntos la ruta de los que se hicieron a la mar y la ilusión de que habrá quien espera al retorno, que habrá retorno. Recordar es tejer redes, armar bloques, multiplicar potenciales. Recordar es aprender y toda reconstrucción de la memoria es una deconstrucción, donde el que va errando busca los hilos, las claves, los signos de un pasado que palpita y esta vivo.
a) Residente Privilegiada. Memoria del exilio de María Casares: “La amnésica. Desde que ha abierto los ojos, esta mañana busca su nombre que no consigue encontrar. Con los ojos abiertos, intenta reprimir la náusea que le revolvió el estómago al despertar. …Luego de nuevo la cama comenzó a cabecear y detrás de sus párpados cerrados las imágenes captadas de un sillón, un armario, una pesada mesa de arquitecto, estanterías atiborradas de libros, un radiador, centenares de objetos que, en la habitación, detrás de los párpados, llenaban el espacio, vinieron a amontonarse y pesar sobre su corazón, que latía lentamente. …No conseguía encontrar el recuerdo, encontrarse. Imágenes que no parecían pertenecerle afluían, se multiplicaban, se empujaban, jugaban en loca carrera a ‘tú la llevas’ y ella, agotada, se apresuraba en su persecución, para atrapar el acontecimiento, la cosa oculta que tenía que poner al descubierto para encontrarse.”
b) Si esto es un hombre. Los hundidos y los salvados. Memoria del campo de concentración de Primo Levi: “Yo volví del Lager (campo de concentración) con una carga narrativa incluso patológica. Recuerdo muy bien ciertos viajes en tren 1945 …y en el tren recuerdo haber contado mis cosas a lo primeros que se ponían a tiro. …Mi modo personal de convivir con la memoria ha sido exorcizarla escribiendo. Ha sido un instinto. En cuanto volví a casa, sentí una necesidad intensa de contar y de escribir que fue saludable porque me liberó de la pesadilla. Porque era una pesadilla.”
c) Poder y Desaparición. Los Campos de Concentración en la Argentina, Pilar Calveiro: “Se iniciaba el difícil camino de dejar memoria, aquel que se habían propuesto desde la época del cautiverio: la memoria que obsesionó a los sobrevivientes y a los que murieron. Dar testimonio. La verdad, en este caso era cruel y molesta, sin embargo podría permitir simbolizar lo sucedido, reconectar lo inconexo. Podía reconstituir un tejido diseccionado y esquizofrénico.
…La memoria pudo manifestarse y ser memoria colectiva, gracias a los medios de comunicación, pero también por su efecto se convirtió en un producto de consumo.”
d) Días y Noches de Amor y de Guerra. Uruguay-Argentina desde mayo de 1975 a julio de 1976, Eduardo Galeano: “Plan de exterminio: arrasar hasta la última plantita todavía viva, regar la tierra con sal, después matar la memoria de la hierba. Para colonizar las conciencias, suprimirlas. Para suprimirlas vaciarlas de pasado. Aniquilar todo testimonio de que en la comarca hubo algo más que silencio, cárceles y tumbas. Está prohibido recordar. Se forman cuadrillas de presos. Por la noche se les obliga a tapar con pintura las frases de protesta que en otros tiempos cubrían los muros de la ciudad. La lluvia, de tanto golpear los muros, va disolviendo la pintura blanca, Y reaparecen, poquito a poco, las porfiadas palabras.”
e) La memoria Cronos, la memoria Aión.
La memoria Cronos se organiza, se centra. ordena los datos dispersos, clasifica los recuerdos, busca la verdad y ayuda a atravesar por las penumbras de la historia con un hilo conductor. La memoria Aión es arbitraria, fragmentaria, caótica, memoria de vísperas y de periferias.
Las dos se implican y se entretejen en el trabajo de producir la memoria. No se trata de la gran memoria y de la pequeña memoria, es cuestión de intensidades. La memoria cronos, molar, macro-memoria, se construye a través de los textos y de los cronistas de los hechos, de un ejercicio de la memoria colectiva, que es, por lo general, el modo cómo se construyen las memorias del Holocausto, de la Guerra Civil Española, de nuestro pasado reciente y otras memorias sin las que los pueblos no pueden proyectar sus futuros capturados en esas redes. La memoria Aión, molecular, micro-memoria, es memoria de lo imperceptible, de lo que se cuela y se filtra sin pasar por las aduanas de la razón, incluso por las de una lógica de la sensibilidad. La frase de Primo Levi dice sobre este imperceptible que irrumpe: “La experiencia del Lager es traumática y el trauma se lleva adentro y aflora incluso de manera no perceptible para quien escribe.”