Hombres y mujeres, niños precoces, adolescentes tardíos. Muchedumbres de pacientes atemorizados por un trombo de la circulación vital en una ruta que nace en el provenir (la historia o novela de sí mismos) y se dirige a un porvenir incierto, plagado de presagios del destino. Autopista del Sur de las psicoterapias. Vendedores “al paso” para morigerar la espera: ofertas de autoayuda, la verdad está en el cuerpo, el inconsciente se produce a cada paso como un lenguaje. La historia retumba en letanía infinita. Lo narrativo hace cola en la ruta. Kilómetros de anécdotas una detrás de otras. Hasta taponar la circulación, el horizonte es negro. Panic Syndrome para quienes no puedan volar ya que, reptando casi no se avanza y cualquiera te puede aplastar. Devenir ángel o cucaracha. El terapeuta de grupos transpira y pega una oblea-intervención en el parabrisas de cada paciente que hace cola. Ya no da más. Piden y piden ¿curación? ¿Y a mí cuándo me toca? ¿Esto es profundo?, ¡Veamos lo concreto! ¡Hoy me voy y no vi nada de lo que a mí me pasa! Bocinas. Bocinas ¿A ver? ¡No lo cuentes! ¡Hacelo! Sí, en escena. Con el cuerpo ¿Quiénes resuenan? ¿rizoenan, rizoman? Nos vamos por los bordes. Devenires. Hacia otras historias no contadas. Por los ENTRES. ¡Circula otra vez! Transversalmente, desde los bordes. BY PASS PSICOLOGICO DEL DRAMA.
Del Libro de Hernán Kesselman, Eduardo Pavlovsky y Juan De Brasi, “Escenas-Multiplicidad: estética y micropolítica”, Ediciones Ayllú/Búsqueda, Buenos Aires, 1996.